El “bonjour” inicial fue la única concesión que la flamante directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, dio a su origen francés en su presentación pública este miércoles en la sede del organismo financiero en Washington.
La primera mujer al frente del FMI aseguró hoy que su intención es actuar como una “directora de orquesta” dirigiendo al poderoso organismo financiero libre de “prejuicios” nacionales y convirtiendo al FMI en una institución con mayor “credibilidad” y más “incluyente”.
Un término que, según la francesa -quien en una entrevista a comienzos de año había afirmado que en las esferas de poder económico había “demasiada testosterona”- comprende el dar mayores oportunidades a las personas independientemente de su género u origen geográfico. Y que, subrayó en varias ocasiones, incluye también no perder de vista tampoco la “nueva arquitectura” mundial con el mayor peso de las naciones emergentes, que también le dieron su apoyo para acceder al poderoso cargo.
“La diversidad y la valoración de la diversidad está en lo más alto de mi lista de prioridades”, aseveró Lagarde en su primera comparecencia ante los medios, en la sede del FMI en Washington, apenas 24 horas después de haber asumido la jefatura del organismo.
“Se trata de romper barreras, de remover los obstáculos para que todos puedan sentarse a la mesa: no sólo género, también de origen geográfico, académico… hay que aprovechar las diferencias que todos traemos al Fondo”, aseveró.
Unas palabras que seguramente escucharon con gran atención los países emergentes que reclaman de forma insistente una mayor cuota de poder en las decisiones del organismo.
Y a ellos les envió un mensaje claro: sí, sigue comprometida a aumentar las cuotas tal como se estipuló en las reformas iniciadas el año pasado y, es más, no descarta incluso la posibilidad de que su número dos, un puesto tradicionalmente en manos de un estadounidense, pase a ser ocupado por un representante de una nación emergente.
“Esa fue una cuestión bajo consideración por mi predecesor (Dominique Strauss-Kahn) y yo consultaré definitivamente sobre esto”, aseguró.
El actual director adjunto del FMI, el estadounidense John Lipsky, termina su mandato a finales de agosto. No sólo en este aspecto dijo Lagarde que piensa continuar el legado de su predecesor, sobre cuya situación legal eludió hacer comentarios pero con el que, según reveló en una posterior entrevista exclusiva con un canal francés, sí mantuvo contacto aunque de forma “estrictamente profesional y exclusivamente dedicada a la asunción” de su nuevo puesto.
En la rueda de prensa, Lagarde destacó la tarea iniciada por Strauss-Kahn para lograr que el FMI sea un organismo “integral” que aplica no sólo los “criterios estándar tradicionales” para analizar la situación económica de los países, sino otros nuevos como cuestión del empleo o asuntos sociales y la disposición a trabajar junto con instituciones como la Organiación Internacional del Trabajo (OIT) o la Organización Mundial de Comercio (OMC). Pero dejó claro que piensa imprimirle un estilo diferente a su cargo, “probablemente más inclusivo y con mayor trabajo en equipo”.
En este sentido, rechazó a quienes ponen en duda su capacidad para dirigir el FMI por su origen como abogada y no economista y destacó su “mente abierta y disposición a apoyarse en los consejos de la gente que conozcan bien un área”.
“No todos los directores de orquesta saben cómo tocar el piano, el violín o el chelo… así que trataré de ser una buena directora de orquesta”, bromeó.
Lagarde, quien asumió la víspera, justo una semana después de haber sido elegida por el FMI en detrimento del mexicano Agustín Carstens, justificó su decisión de no perder tiempo en tomar las riendas del organismo por las “apremiantes tareas” que el organismo tiene ante sí, dijo.
Entre ellas, fijó como prioridades del organismo que dirige el problema de la deuda soberana en las economías avanzadas y el de los “masivos” flujos de capital que en consecuencia están llegando a los países emergentes, en el marco de una economía global que, si bien está recuperándose, sigue siendo “desigual”.
“Hay asuntos apremiantes que tienen que ver con la deuda soberana, algo más amplio que sólo en la eurozona (…) y la cuestión de los flujos de capital y que, como resultado de los problemas de deuda soberana hay un flujo masivo de inversión a países no preparados para ello”, señaló.
“Se sorprenderán de que esté aquí tan pronto tras mi elección, pero hay cuestiones que tienen que ser atendidas, que no pueden esperar a unas vacaciones de verano”, bromeó Lagarde, quien reveló que en sus primeras 24 horas al frente del FMI pasó 18 de ellas en reuniones informativas en el seno del organismo.