El sistema de distribución de medicamentos y el reglamento de fijación de precios son los temas que más preocupan a los industriales farmacéuticos locales, que buscan ganar más mercado.
Actualmente, el 14% del mercado es atendido por los laboratorios nacionales y la diferencia por las transnacionales, las cuales tienen operadores logísticos y distribuidores que se encargan de vender sus productos.
Esa es la preocupación de los gremios locales que ayer en la tarde presentaron sus planteamientos al Gobierno para ampliar su producción y reducir la importación de medicamentos. Su objetivo es que la producción nacional alcance una participación del 80% en el mercado.
Luis Troya, gerente de Laboratorios HG, contó que el problema de la comercialización se debe resolver en otra reunión porque es muy delicado e incluye a muchos actores y sectores económicos. “La solución será poner a funcionar una Ley de Competencia para que regule las actividades de comercialización y evite la formación de monopolios y oligopolios”.
Uno de los clientes que más crece en el negocio farmacéutico es el sector público, que adquirió el 20% de los medicamentos el año pasado.
Hasta hace un año el 80% de la demanda era cubierta por las transnacionales. Esto cambió con la puesta en marcha de las subastas invertidas. Una resolución del presidente Rafael Corea dispuso que las compras públicas de medicamentos que realice el Seguro Social se hagan primero con la industria local y luego con marcas extranjeras.
Según Troya, con ese mecanismo se ayudó a la industria local, pero el Seguro Social se ahorró USD 160 millones porque los precios fueron más bajos.
Por eso Renato Carló, presidente de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos (ALFE), insiste en que se elimine la discrecionalidad del Ministerio de Salud Pública (MSP) para fijar los precios de medicamentos producidos por las transnacionales, pues perjudica a las nacionales. “Esa es la única razón para que los laboratorios locales pierdan competitividad y sean desplazados por las extranjeras. Si los precios fueran fijados adecuadamente habría más competencia y los usuarios pagarían 10 veces menos”.
Carló sostiene que ya no son necesarios más talleres sino que se tome una decisión final.
Además, el gremio apoya la sustitución de importación de medicinas por la producción nacional, ya que están listos en capacidad de producción y calidad. Sin embargo, Antonio Quezada, en un artículo publicado en la revista Espae+Empresa, dijo que es muy difícil tomar medidas de sustitución en el corto plazo.
“Varias décadas atrás, el Gobierno intentó que la industria farmacéutica sea de producción nacional, obligando a los laboratorios extranjeros a instalar sus plantas en el país para seguir comercializando sus productos. Pero al ser un mercado pequeño se convirtió en una barrera”.
Quezada, quien es catedrático y gerente de Dyvenpro (Difare), sostiene que la industria se debe preparar para enfrentar los retos que la intervención estatal imponga en las condiciones de mercado.