La no extensión de las preferencias arancelarias andinas (Atpdea) se ha convertido en un rompedero de cabeza para los productores y exportadores de Colombia.
Mientras el presidente colombiano Juan Manuel Santos ha expresado su confianza de que el Congreso estadounidense finalmente renovará el Atpdea, los gremios de la producción expresan sus inquietudes, en particular porque por ahora no existe un plan B en el caso de que no se extienda la vigencia de ese instrumento.
Ese escenario es posible puesto que el tema se colocó en medio del fuego cruzado entre republicanos y demócratas en el Congreso estadounidense.
En la primera fila de las preocupaciones se encuentra la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), que realizó en Washington una gestión de último momento para lograr la renovación del ATPDEA antes de su vencimiento, en la medianoche del pasado sábado 12.
El ‘lobby’, no obstante, no produjo resultados y los floricultores y exportadores colombianos en general están obligados a pagar, a partir del domingo 13, aranceles por el 90% de los productos que vendían al mercado estadounidense y que hasta el día 12 estaban exentos del pago.
El presidente de Asocoflores, Augusto Solano Mejía, explicó las razones que el gremio tiene para demandar la renovación del Atpdea.
“Durante los primeros cinco meses del año se concentra más del 60% de nuestras ventas a EE.UU. Y vamos a defender las preferencias, porque más allá de la fiesta de San Valentín, los productores colombianos atienden otra serie de fechas importantes como el Día de la Mujer, la Pascua, el Día de la Madre y, por supuesto, las ventas normales a este país a donde van el 75% de nuestras exportaciones”.
Las ventas de flores a Estados Unidos en el 2010 superaron los USD 1 000 millones. Y desde el domingo están obligados a cancelar aranceles entre el 6% y 8%.
También se muestra inquieto el presidente de la Asociación de Comercio Exterior (Analdex), Javier Díaz, quien ya ha transmitido la preocupación al ministro colombiano de Comercio, Sergio Díaz-Granados.
Precisamente, en una entrevista con el diario colombiano El Espectador, Díaz-Granados admitió que “es una mala señal que no se extiendan las preferencias por lo menos por el tiempo suficiente que cubra la discusión de aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU.”.
Los temores también alcanzan al sector de los textileros. El gerente de Inexmoda, Carlos Eduardo Botero, señaló que la incertidumbre se alimenta porque la extensión del Atpdea ya no es anual, como en años anteriores, sino por pocos meses. Si se mantiene el pago de aranceles, esta industria deberá destinar a ese efecto entre USD 30 millones y USD 40 millones, dijo.
En la misma línea, el presidente de la Cámara Colombo Ecuatoriana de Industria y Comercio (Camecol), Emilio Velasco, califica de “grave” el hecho de que los exportadores colombianos tengan que pagar aranceles por sus exportaciones a EE.UU., que es el principal socio comercial de este país. “Esto afectará, en especial, a los sectores agrícolas y en particular al de las flores”.
En opinión de Velasco, “las floricultoras son productoras intensivas de puestos de trabajo en Colombia y eso puede afectar las cifras de empleo”. Además, anota que las complicaciones se incrementan por la revaluación del peso colombiano.
El presidente Santos ha reiterado su optimismo respecto a la renovación de las preferencias arancelarias. Su confianza se basa en las consultas sobre el tema que ha hecho con congresistas de las bancadas republicana y demócrata, como los senadores John MCain y John Kerry, así como el embajador colombiano en Washington, Gabriel Silva. Además, ha dicho que la extensión tendrá un carácter retroactivo.
Precisamente, esta última condición también genera resquemores, según explica Solano Mejía. “La retroactividad ya la vivió el sector en el 2002. Y fue muy traumático debido a que en muchos casos los aranceles no fueron devueltos a los productores, quienes debieron asumir este costo”.
Las preocupaciones alrededor del Atpdea igualmente rodean al TLC entre Colombia y EE.UU, cuya ratificación ha sido congelada por el Congreso estadounidense. El acuerdo se finiquitó entre ambos Estados en febrero del 2006, al término de 21 meses, 15 rondas y 100 reuniones.
Si bien el presidente Santos expresó el lunes su confianza de que finalmente el TLC con EE.UU. sea ratificado este año, el embajador colombiano en Washington dio pistas de que el Gobierno de Bogotá no descarta que la aprobación de ese acuerdo finalmente no se dé. “Hay que entender que si en el 2011 no ocurre realmente la ratificación, es muy posible que sea Colombia la que decida que esto ya no va más”, resumió Gabriel Silva.
En el caso de que este estado de cosas con EE.UU. en torno al Tratado de Libre Comercio continúe, el Ministerio de Comercio ya delinea un plan B. Este se refiere a activar la aprobación el TLC con Canadá a la mayor brevedad posible e igualmente el de Suiza. “Son dos mercados que reúnen un buen volumen de las importaciones mundiales y Colombia podría tener accesos preferenciales”, según Díaz-Granados.
Otra alternativa es la búsqueda de los mercados de Asia, en especial el de China, país con el cual Colombia analiza un proyecto ambicioso.
En cuanto a la Atpdea con Ecuador, el presidente Rafael Correa cree que el Parlamento estadounidense las aprobará por un año más. “Hay un desfase: el presidente Obama puede resolverlo por orden ejecutiva”, dijo ayer en Guayaquil. Sin embargo, agregó que su gobierno dará apoyo a los sectores que pierdan las preferencias, y que desconoce lo que sucederá en el 2012 al respecto.
Un megaproyecto de China y Colombia
Una alternativa al Canal de Panamá. No marítima, sino ferroviaria. Ese es el megaproyecto que China y Colombia estudian para apuntalar la presencia comercial del país más poblado del mundo en la región y, de paso, abrir la puerta del mercado chino a los productos colombianos.
El diario británico Financial Times publicó el lunes que los gobiernos de Pekín y de Bogotá adelantan conversaciones, que están muy avanzadas, para construir una ruta ferroviaria que una las costas pacífica y atlántica de Colombia.
El rotativo británico incluso cita al presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien admitió su interés en la alternativa al Canal de Panamá y que es “viable”. El embajador chino en Bogotá, Gao Zhengye, asimismo, reconoció la importancia que el gigante asiático concede al país sudamericano. “Colombia ocupa una posición estratégica muy importante, y vemos en ese país el puerto de entrada al resto de América Latina”.
¿En qué consiste el megaproyecto? En el tendido de una red ferroviaria de 220 km, que en el estudio toma en nombre de ‘Canal Seco’, que unirá la costa pacífica de Colombia con una nueva ciudad puerto que se construirá en las inmediaciones de Cartagena de Indias, en el Caribe colombiano.
La capacidad de transporte será del orden de 40 000 millones de toneladas de carga al año. En tanto que el costo previsto es de USD 7 600 millones. La financiación estará a cargo del Banco de Desarrollo Chino.
En Colombia se cree que el anuncio ahora de esta alternativa al Canal de Panamá pudiera ser una forma de presión para que el Congreso estadounidense finalmente saque del congelador el TLC con EE.UU.
PUNTO DE VISTA
Jorge Gaitán Villegas
Analista económico colombiano
La no extensión de las preferencias arancelarias andinas (Atpdea) y la dilación en la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre EE.UU. y Colombia, dos temas que van juntos, evidencia dos cosas. En primer lugar, en realidad, a los estadounidenses no les interesa mucho ni este tema se halla entre sus prioridades.
Y, en segunda instancia, los dos casos quedaron en medio de una pelea cerrada, con el honor de por medio, entre los republicanos y los demócratas.
Alrededor del Atpdea se descubre algo interesante y hasta curioso. Se lo debía aprobar o extender su vigencia por al menos un año. Pero, en diciembre, por razones políticas y de agenda, solo ampliaron su vigencia hasta el 13 de febrero, para no hacer tanto daño a los floricultores en la fecha de San Valentín. En realidad, hay la probabilidad de que no lo prolonguen.
El Atpdea es unilateral y no es parte de un tratado. Es voluntario por parte de EE.UU. y si lo quieren suspender, así lo harán.