La celebración del Inti Raymi pudo más que la disposición del Gobierno para controlar la venta y el consumo de licor. Anteayer, cientos de personas vieron el amanecer bailando y recorriendo las calles de Ibarra, en Imbabura.
Con vivas a la ‘Pachamama’, el rasgado de guitarras y el golpete de bombos evidenciaron su alegría, en honor a las cosechas, hasta pasadas las 03:00. Por supuesto, no faltó el mote, la chicha y el licor de caña.
La fiesta es una tradición indígena que se repite cada año, a partir de la segunda quincena de junio. Para Marco Guatemal, presidente de la Federación de Pueblos Quichuas de la Sierra Norte, que aglutina a 180 comunidades, las autoridades tienen que respetar esta celebración milenaria.
Recordó que el ingerir licor no era parte de la cultura indígena, pero ahora se ha incorporado a la fiesta. “Las festividades andinas, como el Inti Raymi, no son una práctica habitual de cada fin de semana, para ingerir alcohol, sino una costumbre ancestral que se repite solo cuatro veces al año. Pido el respecto de las autoridades judiciales y policiales en torno a este evento cultural”.