[[OBJECT]]En Argentina se habla del modelo ‘nac & pop’ del gobierno kirchnerista. Es un extraño anglicismo para definir “nacional y popular”, pero que tiene su origen en el peronismo de años atrás. La reciente expropiación de Yacimientos Petrolíferos fiscales (YPF) forma parte de este modelo que pretende una mayor participación del Estado en la economía del país austral.
La expropiación del 51% de las acciones de YPF en manos de la firma española Repsol tiene antecedentes que van terminando con la herencia neoliberal que gobernó a Argentina en la década de los 90, periodo en el cual se vendieron casi todas las estatales.
En el 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner ordenó la expropiación de la firma Aguas Argentinas, de capital francés y español, por la misma razón que YPF: falta de inversión, además de escaso tratamiento del agua.
Con su sucesora y esposa, Cristina Fernández de Kirchner, vinieron otras medidas similares: en el 2008 se nacionalizaron los fondos de pensiones privadas, y en el 2009 se expropió la firma Aerolíneas Argentinas, también de capital español, el grupo Marsans.
¿Responde esta política expropiadora a un modelo? El economista Raúl Cuello afirma que “no hay modelo. Si es que lo hubo, terminó en el 2007. El modelo ‘K’ se sustentaba en el comercio exterior y en el manejo presupuestario. Cuando lo presupuestario se apretó, se debilitó. Y el año pasado se quebró el frente exterior”.
Mientras que Martín Redrado, ex presidente del Banco Central de Argentina, explicó que ese país tiene desde hace algún tiempo necesidades de caja. “Vivimos más allá de nuestras posibilidades y esto es la continuidad de una política que yo advertí en su momento, cuando se tomaron los fondos del Banco Central, que tenemos necesidad de dólares”.
De acuerdo a la consultora Economía y Regiones, el déficit primario para el 2012 será de aproximadamente USD 2 800 millones, que obligará el gobierno argentino a potenciar políticas expansivas para compensar la menor actividad económica. Esta cifra se recortará con los aportes del Banco Central y de la Anses (el sistema de jubilación del estado).
En el plano de comercio exterior los datos del 2011 revelan un superávit de un total de USD 10 347 millones, pero para este año el contexto nacional e internacional complica el panorama.
El crecimiento de las reservas internacionales, que superaban los USD 52 000 millones (2010), cayeron a USD 46 000 millones (2011). La situación se vuelve aún más compleja cuando las proyecciones de crecimiento para este año no superarían el 4,6%.
Lo que sí se aceleró fue la fuga de capitales. El año pasado superó los USD 22 000 millones, por lo que las primeras medidas fueron la restricción para comprar divisas, afectando generalmente a la clase media que puede ahorrar y prefiere el dólar.
La utilización de los fondos
Al Régimen se lo acusa de usar discrecionalmente la caja fiscal. En el 2007, el gasto fiscal creció 47% interanual con una inflación superior al 20%. Cada medida nacionalizadora ha sido vista como una posibilidad de disponer de recursos para el gasto público.
Pero, ningún economista serio ve que el Gobierno se orienta hacia una estatización de la economía. De hecho, todos coinciden en que era pertinente la expropiación de YPF, que en manos de Repsol generó utilidades, entre 1999 y 2011, por un total de USD 16 450 millones, de los cuales USD 13 246 millones salieron del país para permitir el crecimiento de filiales en otras plazas.
Todo ello se tradujo “en desinversión y depredación de las reservas”, dice Guillermo Wierzba, economista de Carta Abierta, una agrupación intelectual prokirchnerista. Él reconoce que la región está atravesando “por una dinámica política distinta, que no solamente está sustentada en ventajas comerciales, sino también por asuntos culturales” y que Argentina no es ajena a ella.
El Gobierno ha intentado poner paños fríos sobre la fiebre. “Tenemos una posición diferente a los venezolanos. Creemos en un capitalismo nacional y en la necesidad de la intervención del Estado en áreas específicas. Pero, no vamos a salir a estatizar empresas”, dijo a Clarín el ministro del Interior, Florencio Randazzo.
Claudio Lozano es uno de los diputados más sólidos en cuestiones económicas. También duda de que se trate de un modelo expropiador. “No creo que se encamine de manera brutal a eso. Lo que sí está en discusión en Argentina es qué papel tiene el Estado y lo que está claro es que si AA no hubiese sido expropiada, hoy no tendríamos aerolínea de bandera. Se habría caído la firma. Es preferible que esté en el Estado por más mal administrada”.
Para Cuello, el error está en que se confunde “instrumento económico con política” y añade: “Hay un sentimiento nacionalista que identifica una firma pública con soberanía, tal como pasó con AA. No se trata de si son públicas o no, sino si son eficientes. EE.UU. no necesita de la soberanía de una línea de bandera que tiene, un déficit de USD 2 millones diarios”.
Los kirchneristas afirman que se trata de recuperar una empresa que fue muy querida por los argentinos que privatizó el gobierno neoliberal de Carlos Menem.
Lo que nadie sabe es cómo procederá el Gobierno en una política energética global, y con una firma endeudada en USD 8 000 millones y exige una indemnización de USD 10 500 millones, cifra considera exagerada.