Una noche fría recibió al embajador de Ecuador en Estados Unidos, Luis Gallegos, en su regreso al país tras ser declarado persona no grata por el Gobierno de ese país.
Familiares y amigos del diplomático comenzaron a llegar a la sala VIP del aeropuerto Mariscal Sucre. Su llegada estaba prevista para las 21:30.
En compañía de su esposa Fabiola, el embajador se bajó del avión de la empresa Delta, cerca de las 22:00. Ese momento recibió a los medios para responder algunas de sus preguntas.
Al iniciar con la rueda de prensa dirigida por el vicecanciller Kintto Lucas, Gallegos dio lectura a un comunicado. Declaró que a lo largo de su vida profesional, su perspectiva de retorno al país ha estado siempre llena de ilusiones.
Dijo sentir alegría de volver a su patria para reencontrarse con sus familiares y amigos y además para continuar trabajando por Ecuador agradeciendo al presidente Rafael Correa por la confianza en el desempeño de las delicadas funciones que ha desempeñado.
“Estoy muy satisfecho de la misión cumplida y de haber servido al Ecuador por cinco años en Washington. Tuve el privilegio de estar acompañado por un gran equipo de profesionales”.
Señaló que este no es el primer ‘impasse’ con la “potencia” y seguramente no será el último. “En realidad espero que se supere por ese millón y medio de ecuatorianos que viven en Estados Unidos”.
Con seriedad expresó que los cables de Wikileaks han traído graves problemas al Gobierno estadounidense y espera que Hillary Clinton ponga un fin a eso.
Agradeciendo la presencia de los medios, respondió a la primera pregunta sobre su consideración con respecto a la decisión de la expulsión de la embajadora Hodges, ¿fue acertada? Gallegos dijo que él no puede calificar esos hechos pues es un juego propio de la diplomacia hasta que se encuentre un campo en el que las relaciones se realicen en un marco de respeto y en donde la soberanía permita este tipo de decisiones. “Cuando uno tiene el honor de representar a un pueblo también asume con valentía las consecuencias”.
Con respecto a su regreso con el calificativo de ‘persona non grata’ expresó que cuando una persona tiene el honor de representar a Ecuador como embajador sabe a lo que se atiene. “Me siento honrado de estar en mi país porque tengo la conciencia de haber servido a mi pueblo de la mejor manera”.
Gallegos aclaró que su estilo de diplomacia se centra en la solución de problemas y defensa de los intereses del país. Eso con respecto a la opinión de que Hodges cumplió con su deber de informar, lo cual es el trabajo de un embajador, según la opinión de algunos políticos de oposición.
En cuanto al panorama entre ambos países, Gallegos mencionó que no hay que rehuir, que siempre habrá diferencias y que en muchas ocasiones él no ha estado de acuerdo con algunas cosas. “Esa es la naturaleza de las relaciones internacionales. Pero no solamente es la relación con Estados Unidos sino la importancia de nuestra colonia en ese país y la defensa del Ecuador constituye también la defensa de las transnacionales en el país, por lo tanto tenemos un reto que enfrentar no solo en este hecho sino en hechos futuros”.
Tras estas últimas palabras Gallegos se retiró en un auto de la Cancillería junto a su esposa Fabiola y algunos familiares que fueron a recibirlo.