La disputa por los talentos

El Gobierno está empeñado en captar los mejores talentos que existen en el mercado, sean de las universidades o de las empresas privadas del país.

En esta disputa legítima por hacerse de mentes brillantes hay un mercado laboral que ha venido cambiando en los últimos años, no solo por la creación de nuevas carreras en los centros universitarios o por las mayores facilidades para capacitarse dentro o fuera del país, sino por la participación del Estado.

La capacitación es un activo que ahora está mejor valorado en el país, en parte por la presión que ha generado el Régimen, al incorporar al sector público a nuevos profesionales, desde comunicadores hasta administradores de empresas, pasando por planificadores, sociólogos, ingenieros, financistas, etc.

El mayor número de entidades gubernamentales, así como de empresas públicas creadas en los últimos siete años ha tenido una incidencia en la demanda de nuevos burócratas, a todo nivel.

Hasta marzo pasado, el 5,35% de las personas ocupadas a nivel urbano en el país trabajaba en la administración pública, según datos del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censo (INEC). En este indicador está incluido defensa y seguridad social.

Pero más allá de este detalle, esta cifra es la más alta registrada desde el 2008, lo cual evidencia el mayor peso que ha venido ganando la nómina estatal, con el consiguiente peso en el presupuesto.

No existe un indicador que evidencie cuántas personas deben trabajar en la burocracia para considerar un Estado eficiente, pues aquello también depende de la estructura, gestión e incluso de la vocación de los empleados.

Lo que sí se evidencia es el mejor nivel de remuneraciones en las entidades estatales, que ha sido un gancho para atraer talento humano del sector privado. Mientras a finales del 2006 el sector público destinaba cerca de USD 3 200 millones en sueldos, el año pasado ya bordeaban los 9 000 millones.

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