Los productos textiles, como los hilos, son uno de los de más demanda en el exterior. Foto: Archivo/EL COMERCIO
Las exportaciones industrializadas crecieron. En enero pasado, los envíos de jugos y conservas de frutas, harina y enlatados de pescado, productos del mar, químicos y fármacos, madera y las manufacturas de textil, cartón, papel, cuero y plástico y metálicas aumentaron frente a los mismos meses del 2019 y 2020.
De acuerdo con las cifras del Banco Central del Ecuador, estos envíos alcanzaron USD 355,5 millones en enero, lo que representó un aumento del 3,94% frente al mismo período del año anterior. Por el contrario, las exportaciones primarias, en las que están banano, camarón, atún, pescado y otros rubros, tuvieron un descenso del 5,89%.
Diego Malo es gerente de Fibroacero, que exporta cocinas y cocinetas a Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. Según él, sus clientes del exterior demandan más sus productos porque sus competidores asiáticos no proveen en la misma cantidad que antes, debido a las limitaciones logísticas que existen y el incremento del costo de fletes. “Este problema logístico ha traído beneficios temporales. Sin embargo, por la misma situación se encareció el costo de las materias primas como el acero”.
Malo considera que las expectativas de este año son buenas, mientras dure esta complicación logística de los competidores internacionales.
El sector textil también se benefició de los problemas que han tenido los asiáticos para cumplir con sus pedidos en América. Para el presidente de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador (AITE), Javier Díaz, en enero y febrero del 2021 exportaron cerca de USD 20 millones, que representaron un 4,6% más que en el mismo período del 2020.
El rubro de mayor crecimiento se relacionó con hilos, que se emplean para tejer en las industrias. Ese aumento fue del 57%. Otros rubros que mejoraron fueron las telas de punto, textiles de hogar, hilos de coser y ropa confeccionada.
Díaz indicó que se vendieron más hilos a Colombia porque los asiáticos tienen problemas en los embarques y en el cumplimiento de los pedidos. “El resultado final del 2021 aún es incierto y dependerá de la reactivación económica mundial”, dijo. El año pasado vendieron USD 105 millones y prevé que se mantenga ese nivel.
El director ejecutivo de la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (Cinae), David Molina, tampoco proyectó el comportamiento del 2021, pero cree que será similar al 2020. En autopartes, las exportaciones de baterías crecieron y en el resto de las categorías casi fue lo mismo que en enero de 2020. En cambio, en vehículos hubo una reducción, pero aún es una situación atípica por la pandemia.
En el caso del sector maderero, el crecimiento se dio por la mayor demanda mundial, dijo Christian Riofrío, director de la Asociación Ecuatoriana de Industriales de la Madera.
Él explicó que, a diferencia de lo que ocurrió en el mercado nacional, las ventas al extranjero de los diferentes rubros del sector crecieron el año pasado y se prevé que en el 2021 se mantenga la tendencia.
Riofrío señaló que los envíos de tableros de partículas, contrachapado y MDF crecieron entre el 8% y 20% en el 2020 y el comportamiento persiste. En el caso de los muebles hay expectativas positivas.
Los mercados internacionales son diversos y dependen de cada rubro maderero, dijo Riofrío. Por ejemplo, EE.UU. es clave para muebles, China para balsa y EE.UU., Centroamérica, el Caribe, Colombia y Perú para los tableros. La demanda de China por la balsa ha sido tal que incrementó desmedidamente la tala de esta especie en el país, y no todo viene de producción formal.
Según el presidente de la Federación de Exportadores, Felipe Ribadeneira, en el mundo hay expectativa de que el 2021 será el año de la reactivación económica, tras un largo confinamiento. “Sin embargo, varios análisis coinciden en que las corrientes del comercio internacional sufrirán una reconfiguración, que se profundizará en la medida en que las economías empiecen a retomar su dinámica de la mano de los procesos de vacunación”.
Ribadeneira dijo que este escenario abre una ventana de oportunidades, que obliga a la industria a estar preparada para posicionar la canasta exportable en los mercados.