Controversia ha generado la decisión del presidente Rafael Correa de prohibir la importación y producción de calefones con sistema de gas. Su argumento es que estos aparatos utilizan para su operación el cilindro que es subsidiado y el cual debe ser de uso exclusivo para la cocción de alimentos.
“El subsidio del gas es solo para cocinar, pero le beneficiamos a Alvarito Noboa porque no es para calentar piscinas o usarlo en calefones. No solo que es prohibido calentar el agua a gas sino que es extremadamente peligroso, así que decidimos prohibir la importación y la producción de calefones y secadores de gas”.
Según el ex ministro de Electricidad, Alecksey Mosquera, la decisión tiene su origen en un cambio de la matriz energética que pretende impulsar el Gobierno.
“Calculamos que hay alrededor de 300 000 calefones instalados en el país, de ellos, la gran mayoría en la Sierra, porque en la Costa no se lo utiliza. Eso significa que solo el 10% de la población dispone de calefón. Si a eso sumamos que el Estado pierde USD 0,90 por cada cilindro de gas subsidiado, la medida entonces es acertada”.
fakeFCKRemoveMosquera afirma que es hora de cambiar los hábitos y empezar a utilizar la energía solar, a través de los paneles. “Vivimos en un país de alta radiación de energía solar que no aprovechamos. No necesitamos utilizar agua con vapor, con que esté tibia es suficiente. Solo el 10% de la población más rica utiliza el calefón. Y hasta el costo del aparato es alto, en promedio entre USD 300”.
Pero Néstor Negrete, propietario de la importadora de calefones In.Te.Ca., difiere de esa percepción ya que según él, la gran mayoría de sus aparatos (unos 50 al mes) se vende a los hogares. “Los calefones grandes para calentar piscinas se venden poco”.
En cambio, para el lector de Diario EL COMERCIO, Jorge García, el argumento de prohibir los calefones por el peligro de muerte por inhalación de monóxido no es válido. “Si utilizamos la misma lógica, se debería prohibir los automóviles para que no hayan atropellados, por ejemplo”.
El analista Marco Naranjo explica que la decisión del Gobierno tiene su trasfondo en reducir el déficit de la balanza comercial. “No hay una respuesta adecuada a la brecha comercial. Uno de los rubros que más se importa es el combustible y no hay forma de reducirla. Al prohibir comprar calefones, la gente va a calentar el agua con electricidad. Por tanto, la demanda de electricidad aumentará y no sé si las termoeléctricas estén en capacidad de soportar ese incremento”.
Para el consumidor Andrés Darquea, el problema de fondo en esta prohibición es el subsidio del gas. “Se podría subir el precio en un monto adecuado. Así también se detendría el contrabando hacia Colombia y Perú. Con esta medida de la prohibición se incentivaría a un mayor consumo de electricidad, que es un recurso también subsidiado”.
Desde la visión técnica, los expertos calculan que una familia de cuatro miembros, utilizan un cilindro de gas al mes para el calefón, eso es USD 1,60 sin el subsidio pagarían unos USD 12.
Con ducha eléctrica, esa isma familia consumiría 80 kW/h al mes. A un precio promedio de USD 0,115 centavos por kW/h pagaría USD 7 al mes, con un subsidio estatal de USD 3.
En el caso del tanque eléctrico, esa familia utilizaría 180 kW/h al mes. Esto significa que le tocaría pagar USD 15,3 por mes, con un subsidio del Estado de 6.