Con 63 votos a favor, 45 en contra, uno en blanco y una abstención, fue aprobado anoche el presupuesto para el próximo año en el debate desarrollado en la Asamblea Nacional.
El Pleno de la Asamblea lucía ayer como la imagen bíblica de Moisés separando las aguas. En un lado de esas “aguas” (el pasillo central) estaba el bloque de oposición atrincherado y aplaudiéndose entre sí por cada intervención de uno de sus miembros. En el otro, impávidos e indiferentes, los asambleístas del oficialismo.
El debate sobre la Pro forma del 2012 empezó a las 16:00, con la lectura del informe por parte del presidente de la Comisión de Desarrollo Económico, Fernando Vélez. El documento, muy similar a la presentación que el Ministerio de Finanzas ha hecho público los últimos días, solo recogió dos recomendaciones principales: la una, que se asignen más recursos para la creación de la Universidad Amazónica; y, la otra, que se mantenga un “irrestricto y claro control sobre los gastos en publicidad que realizará el Estado”.
El resto de la disertación se enfocó en resaltar la “correcta y precisa” elaboración de la Pro forma, la cual debía ser aprobada por tratarse de un documento “vital”.
Eso agitó al bloque opositor. Uno a uno empezó a criticar la forma en la que se ha llevado el análisis de la Pro forma. “¡Qué bien leyó el informe que le dieron haciendo los del Ministerio de Finanzas diputado Vélez! Un informe que aprobaron en la Comisión en solo 15 minutos”, denunciaba Richard Guillén, quien también forma parte de la Comisión donde se trató el tema.
El legislador se refería al escaso análisis y debate que, desde el 1 de noviembre -cuando ingresó la Pro forma a la Asamblea- se realizó dentro de dicha Comisión.
Y, tal como lo secundó minutos más tarde Paco Moncayo, no tuvo participación de ninguno de los actores de la sociedad civil, empresarial, gremial, etc.
“Según el artículo 85, numeral 3 de la Constitución, la discusión sobre la Pro forma debía incluir la participación ciudadana. Y eso no ocurrió. Por tanto, desde el inicio, la Pro forma es inconstitucional”, aseguraba Moncayo.
Luis Morales también expresó su sorpresa de que la proyección presupuestaria no haya sido debatida a profundidad. “¡Que nos expliquen los miembros de la Comisión por qué no hubo un debate abierto y transparente!”
En efecto, el documento elaborado por Finanzas no tuvo ninguna observación de la sociedad en 28 días. Hace dos semanas, l a Comisión se limitó a escuchar las comparecencias, en dos jornadas, del ministro de Finanzas, Patricio Rivera, del presidente del Directorio del Banco Central, Pedro Delgado, y del ministro de Recursos Naturales No Renovables, Wilson Pástor.
[[OBJECT]]Durante esos días, el ajetreo político causado por la Reforma Tributaria minimizó la discusión de la Pro forma. Incluso, durante la comparecencia de Rivera el salón del antiguo Senado lució con sus tres cuartas partes de sillas vacías. Los pocos asientos estaban ocupados por periodistas y por asesores del Ministro y técnicos de la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades).
Ese día, Rivera ofreció a los legisladores de la Comisión reunirse a puerta cerrada para darles a conocer todos los detalles del endeudamiento externo. Pero nunca se concretó dicha reunión.
Y eso fue lo primero que fustigó Francisco Ulloa ayer durante su exposición. “El Ministro de Finanzas se ha negado a transparentar eso. El país está hipotecándose a los financistas chinos”.
Y acto seguido criticó que se destinaran USD 295 millones para gastos de publicidad y USD 156 millones para alimentos y bebidas durante el próximo año.
Legisladores de oposición gritaban “¿Cuáaaaanto?”, “¿Ohhhhhh, en comidaaaaa?”, mientras Ulloa solicitaba desechar el informe de mayoría de la Comisión.
Juan Carlos Cassinelli, entonces, salió en defensa de la Pro forma. “Los supuestos utilizados son prudentes (precio del barril de petróleo, inflación, crecimiento) y hay un programa de inversiones adecuado para la realidad del país. Hay que ver en contexto esta Pro forma, que viene enmarcada dentro de un plan de varios años que busca arreglar la maltrecha economía ecuatoriana”.