China y otras potencias emergentes están dispuestas a ayudar a la Eurozona a enfrentar la crisis de la deuda en caso de que la cumbre europea de este miércoles en Bruselas amplíe el fondo de rescate a inversores externos.
Las modalidades de esa ayuda son objeto de discusión tanto entre europeos -que deben resignarse a contar con ayuda externa- como entre emergentes: Brasil y Rusia, por ejemplo, prefieren reforzar los instrumentos del FMI, en vez de la compra directa de títulos de deuda pública.
Francia “es favorable” a la participación de China en los planes de rescate y el presidente Nicolas Sarkozy va llamar por teléfono el jueves a su homólogo chino, Hu Jintao, dijo una fuente gubernamental francesa al margen de la cumbre.
“China está a favor” de contribuir al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) creando una entidad autónoma de inversión (“spin-off”), dijo previamente un diplomático, que pidió el anonimato.
Una de las opciones en la agenda de la cumbre es crear un mecanismo ligado al FEEF que acuda al mercado para recabar fondos del FMI, de inversores privados, de países emergentes o de fondos soberanos, lo que multiplicaría su capacidad de intervención.
La idea es fortalecer ese fondo, dotado actualmente con 440.000 millones de euros basados en las garantías aportadas por los miembros de la Eurozona, para que pueda participar en el rescate de países muy amenazados como Italia, tercera economía de la Unión Monetaria.
Brasil descartó el martes la compra directa de deuda europea pero dijo que ciertos fondos del país latinoamericano podrían canalizarse a través del Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Ellos tienen que encontrar las soluciones para esos problemas europeos dentro de la propia Europa. Lo que nosotros podemos hacer (es) vía Fondo Monetario, vía cuotas de Fondo Monetario y no de otra manera”, dijo el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega.
Hace 15 días, la presidenta Dilma Rousseff dijo que Brasil esperaba aumentar su participación en el FMI. La mayor economía de Latinoamérica está camino de convertirse en uno de los principales diez accionistas del organismo internacional.
El diario oficial China Daily afirmó el miércoles que los países emergentes, y en particular China, están dispuestos a participar en el FEEF a través del FMI.
Pero esa opción choca con la oposición de poderosos países, como Estados Unidos y Alemania.
El G20 de potencias industrializadas y emergentes podría tratar de dirimir esas diferencias en la cumbre que se llevará a cabo la semana próxima en Cannes (sur de Francia).
China, segunda economía mundial, ha expresado en varias ocasiones su inquietud ante el riesgo de que la crisis de deuda europea provoque una recesión mundial.
El director del FEEF, Klaus Regling, partirá hacia el país asiático el jueves, una vez concluida la cumbre de Bruselas.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, ya ha expresado su interés en ayudar a la economía europea, a cambio de que la UE le reconozca el estatuto de “economía de mercado”. Esa medida facilitaría la entrada de productos chinos, en momentos en que tanto Europa como Estados Unidos presionan para que Pekín revalorice al yuan, por considerar que está artificialmente bajo para favorecer las exportaciones del país asiático.
Pero la tentación es grande: China está sentada en unas confortables reservas de divisas de 3,2 billones de dólares, invierte una parte creciente de sus activos en euros y ha comprometido ya su apoyo a Grecia, España o Portugal.
Según expertos franceses y alemanes, China posee el equivalente de unos 500 000 millones dólares de títulos de deuda pública europea, pero la mayoría de sus reservas son en billetes verdes, y busca diversificarlas.
Wen pidió además a la UE una “reforma fundamental” de sus finanzas y de su política presupuestaria. Un cambio brutal respecto a las últimas décadas, cuando eran Europa y Estados Unidos quienes presionaban al país comunista en temas como mayor apertura comercial y respeto de los derechos humanos.