En Ambato no hay que esperar Finados para saborear un vaso de colada morada y una guagua de pan. En la parroquia Atocha, ubicada en el norte de la ciudad, se elabora este manjar los 365 del año. Dos familias mantienen esta tradición con más de 90 años de historia.
El local de Gloria Naranjo es una de las huecas que más clientes tiene. En este lugar se levantan las quintas de Juan León Mera y Nicolás Martínez. De martes a domingo recibe a más de 700 comensales de todo el país.
Desde la parte exterior del local se puede percibir el aroma de la mora, la naranjilla, la piña y el clavo de olor que se cocinan en una gigante paila de bronce.
Con una cuchara de madera, Naranjo mece la colada para que no se pegue. Atiza el fuego con palos de eucalipto y acelera la cocción. “En la elaboración de la colada morada se coloca frutas, yerbas aromáticas y especias como el clavo de olor, el hishpingo. Esos son los ingredientes que dan el sabor”, dice la mujer de 65 años.
A diario vende unos 150 vasos de colada morada. En los feriados esta se duplica. El vaso pequeño cuesta USD 0,50 centavos y el grande 0,60. El pan en USD 0,20 y las empanadas con queso en 0,25. La venta empieza el viernes y sábado a las 14:00 y los domingos de 08:00 a 20:00.
Ayer, decenas de turistas nacionales y extranjeros saborearon este potaje. Sergio Cáceres llegó de Quito para visitar a sus familiares. Aprovechó la ocasión para comprar cuatro vasos de colada y una funda con guaguas de pan. Pagó USD 4,50. “En Quito no hay un local como estos donde se fabrique el pan en horno de leña, tiene un sabor delicioso. La colada también es especial”.
A seis metros de la paila donde hierve la morada está el horno. Miguel López, hijo de Naranjo, saca despacio las latas de pan y empanadas. Él sabe de los secretos en la preparación de la masa desde los 13 años. Poco a poco aprendió este oficio que su padre heredó de su abuelita Delia Pazmiño.
Tras la muerte de Delia Pazmiño, el esposo de Naranjo Saúl López, fallecido, siguió la tradición y construyó el horno para el pan.
Al local de la familia López Naranjo llegaron políticos, artistas, futbolistas e hinchas del Deportivo Quito, El Nacional cuando sus equipos juegan en el estadio de Bellavista con el Macará o Técnico Universitario. “Si viene a Ambato y no saborea la colada morada con el pan hecho en horno de leña que se vende en Atocha, no es una visita”, dice Naranjo.
A 25 metros está el puesto de Hilda Ortega, en la av. Rodrigo Pachano, cerca al colegio Pío X. El negocio comenzó hace 20 años. “Fui la primera en salir a la avenida. Ahora hay 30 locales”.
Hilda cuenta que para obtener una buena colada debe comprar la harina de maíz negro. Esta se mezcla con todos los ingredientes y se cocina. El proceso que inicia a las 04:00 concluye a las 07:00. A diario comercializa 150 vasos con colada y una 200 empanadas de viento (fabricadas con harina de trigo). Cada una cuesta USD 0,30 y el vaso de colada 0,60.
Ernesto Noboa, cliente frecuente, siempre que llega de Riobamba acude a este sitio.
Feria de Finados
En Ambato, la Feria de Finados se desarrolla en tres centros de exposiciones. Más de 3 000 comerciantes y artesanos en madera, barro, cuero y hojalata participan. Estará abierta al público hasta el lunes 5.
Al menos 250 policías resguardan la feria de Finados. Ellos instalaron carpas en los recintos. También 36 voluntarios de la Cruz Roja de Tungurahua ayudan en primeros auxilios.
En los locales de Atocha se combina la colada con la un plato con fritada y chicha de maíz.