El cuencano Jefferson Corrales lucía cansado a las 11:00 de ayer. Él conversaba desde el interior de Continental Tire Andina-Erco con su esposa Lourdes Chocho, quien llegó para visitarlo.
Corrales es parte de los 360 trabajadores del Comité de Empresa, que paralizaron las actividades de esta llantera desde la tarde del miércoles pasado.
fakeFCKRemoveDesde ese día él duerme en carpas ubicadas en el parqueadero de la empresa. “La noche estuvo fría”, le contaba a su esposa.
Nadie puede ingresar a la fábrica ubicada en el Parque Industrial, en el norte de la capital azuaya. 12 policías resguardan las cinco puertas de la compañía.
De los 360 manifestantes, solo 40 están en el interior de la planta. Ellos exigen que les cancelen lo adeudado por un alza salarial, señaló Corrales. Según el secretario del Sindicato, Édgar Arévalo, el monto asciende a casi USD 1 millón. “El alza es de USD 54,57 por trabajador”.
La calma se interrumpió a las 11:30, cuando un grupo de trabajadores del Comité de Empresa corrió hacia al automotor donde estaba el viceministro de Relaciones Laborales, Francisco Vaca.
La intención era contarle que un grupo de empleados, que están en contra de la medida, ingresó supuestamente a la llantera por una fábrica aledaña.
Vaca llegó la mañana de ayer a la capital azuaya con la idea de pronunciarse sobre esta medida. De hecho, señaló que Continental Tire Andina-Erco incumplió con la sentencia de segunda instancia dictada en diciembre de 2009, por el Tribunal Superior de Conciliación y Arbitraje. Dijo que allí se estableció el pago de USD 979 000 a favor de los trabajadores.
Para el Viceministro, los directivos de la empresa no permitieron que se realizara el inventario como se acordó, por lo que no volverá a hacer el trámite. Además, denunció que la llantera tiene una demanda del Ministerio de Relaciones Laborales porque no está contratando el número de personas con discapacidad.
El abogado de la compañía, Julio Aguilar, reclamó de forma enérgica señalando al Viceministro que durante cuatro días no tienen acceso al expediente en el cual se legaliza la medida.
También pidió el documento donde se establezca la obligación de pagar a los sindicalistas.
Mientras eso ocurría, un grupo de empleadas que acudieron a la fábrica desde las 08:00 de ayer se preguntaba qué pasará con este paro, el tercero desde agosto.
A Diana Flores, asistente de importaciones, le preocupa que la paralización afecte a su trabajo. En medio del ruido, se escuchaba la voz de Vinicio Landi, jefe de Relaciones Laborales de la firma.
Él pedía que los empleados firmaran su asistencia. Decía que el paro es ilegal. Eso disgustó a Corrales y al resto de sindicalistas.