Los familiares, en un acto simbólico, recorrieron el lugar donde se encontraron las osamentas de Natalia Subía. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Las incógnitas giran alrededor de la desaparición de Natalia Subía, la maestra parvularia de 34 años que no regresó a su casa desde la mañana del 15 de septiembre del 2018. Más cuando una parte del cráneo de la docente fue hallado junto a una quebrada del barrio Armero, en el noroccidente de Quito.
La noticia del hallazgo fue notificada a la familia de la víctima el pasado 14 de noviembre en una reunión realizada en la Fiscalía. Ahora, los allegados exigen a las autoridades que se haga justicia y que se encuentre el cadáver de Natalia y se descubran las causas de su desaparición.
La mañana de este martes 19 de noviembre del 2019, los familiares recorrieron los sitios en donde presumen que Natalia estuvo por última vez antes de desaparecer. Isis Subía, hermana, dijo que se trata de un acto simbólico para pedir a la Policía Nacional y a la Fiscalía que realicen las investigaciones con celeridad y que no dejen cabos sueltos.
Un grupo de aproximadamente 40 personas se reunió en Miraflores, junto al estadio de la liga El Salvador. Desde allí caminaron con dirección al sitio en donde se localizó una parte del cráneo de Natalia. “Estamos aquí para sensibilizar a las autoridades y encuentren el resto del cadáver”, manifestó Franklin Subía, padre de la profesora.
Cuestionó que las cámaras de seguridad en San Juan, barrio en donde vivió Natalia, no funcionan. Pidió a las autoridades que se sensibilicen. “Hay un riesgo para la ciudadanía si sigue libre la persona que mató a mi hija”.
Isis indicó que, en el recorrido de este martes, les acompañaron estudiantes de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Central, quienes se solidarizaron con la familia. “No estamos de acuerdo con los procesos que se manejan”.
Fernando Montenegro, padre de otra maestra desaparecida, Michelle, también colaboró en la búsqueda. Se quejó que las investigaciones no han sido eficientes. Ella no vuelve a casa desde el 5 de junio del 2018.
Criticó la lentitud en las indagaciones. “Nos tienen divagando”, precisó Montenegro. Pidió a la Fiscalía y Policía que se conduelan de las familias de los desaparecidos.