El ahora presidente de China, Xi Jinping (izq) el 18 de febrero del 2009, durante su visita a Venezuela con el expresidente Hugo Chavez cuando desempeñaba el cargo de vicepresidente. Foto: AFP
Estaba predestinado para la carrera política, en especial por razones familiares y la influencia de su padre, el veterano revolucionario Xi Zhongxun. Este fue uno de los fundadores de la República Popular China y un camarada muy cercano a Mao Zedong, el ‘líder eterno’ del gigante asiático.
Por ello, no sorprende que Xi Jinping (Pekín, 1953), en marzo del 2013, tomara las riendas de la Presidencia del país más poblado del planeta y de la segunda economía mundial y así se convirtiera, de hecho, en el segundo mandatario más poderoso del mundo, por detrás de su par de EE.UU., Barack Obama.
Y llegó al poder con la intención de cristalizar lo que él mismo ha denominado “el renacimiento de China”.
Se trata de un concepción más bien de avanzada que, según observadores, moderniza al máximo la doctrina muy ortodoxa que encerraba el capitalismo de Estado que ha implementado y consolidado la cúpula del gobernante Partido Comunista de China (PCCh). Y que debe entenderse como la necesidad de expandir la influencia del país, el cual ha sido una suerte de locomotora de la economía mundial en la última década, en un escenario de crisis globalizada.
Xi Jinping, antes que nada, se muestra como un político formado para ser líder y que empezó su carrera hacia la cúspide desde muy abajo. Su ascenso por los distintos escalones del poder así lo demuestra. A los 15 años empezó a trabajar en la remota aldea de Liangjiahe, donde permaneció siete años y formó parte de ‘la intelectualidad joven’ de la época, según ha reseñado la cadena BBC. En ese entonces, se ganó ya la fama de “muy sincero y honesto”, según señalaron los lugareños que compartieron labores con él. A la que luego añadió la de pragmático.
Imagen de la gente posando frente a una foto del presidente chino Xi Jinping, en un museo en el pueblo donde vivió Xi, cuando era joven, en Liangjiahe, en la provincia china de Shaanxi. Es una remota aldea china donde Xi Jinping fue enviado durante la Revolución Cultural reciben una corriente constante de peregrinos comunistas y llegan a rendir homenaje cuatro años después de su llegada al poder. Foto: AFP
Como todo político chino de peso de la era moderna, ingresó en la Universidad Tsinghua, de Pekín, que ha formado a los principales líderes del PCCh, incluyendo a Hu Jintao, el predecesor de Xi en la Presidencia.
Y en otra evidencia de su ascenso, el Sexto Pleno del Comité Central del PCCh le adjudicó, el mes pasado, el cargo de “núcleo”, que lo elevó al mismo nivel político que tuvieron en su tiempo Mao y el reformista Deng Xiaoping. Un cargo así implica que sus decisiones no se discuten.