Al menos un muerto, varios heridos y parte de una ciudad destruida: es el balance del terremoto más grave en Nueva Zelanda en casi 90 años. Los temblores, de 7,1 grados, tuvieron lugar en la mañana de ayer, y sacaron a los habitantes de Christchurch del sueño a sacudidas.
Edificios, puentes y calles quedaron dañadas. La ciudad de la isla sur del país decretó el estado de emergencia. Los neozelandeses están acostumbrados a los terremotos, pero desde hace décadas no vivían uno semejante.
Las autoridades hablan de “daños inmensos”. Un hombre murió de un infarto durante el sismo. Varias personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad. La mayoría, no obstante, sufrió contusiones o roturas de huesos.
Muchos habitantes perdieron sus posesiones, como le ocurrió a Sabine Cook. “En nuestro barrio parece que hubo un atentado con bomba”, dijo. Esta agente inmobiliaria alemana vive desde hace 22 años en Christchurch. El terremoto le hizo perder su casa.
“La Policía nos ha permitido entrar una vez para meter en bolsas y maletas las cosas necesarias y sacarlas rápidamente”, cuenta.
Los terremotos de hasta 5,2 grados son comunes en la región. Los sismólogos advirtieron de que podría haber uno mayor. Algunos habitantes de la ciudad, no obstante, no se han inmutado.
Según cuenta la prensa local, la gente pasea por la ciudad con sus cámaras de fotos para tomar imágenes de las calles destrozadas. No hay agua ni electricidad ni señal para los teléfonos celulares. El terremoto paralizó la vida.