La gente rodea una muestra durante la conmemoración del 50 aniversario de la masacre de estudiantes de Tlatelolco en 1968, en la plaza del Zócalo, en la Ciudad de México, el 2 de octubre de 2018. Foto: AFP
Cincuenta años después de la masacre de estudiantes de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en el corazón de Ciudad de México, exlíderes de esos jóvenes alzados, activistas y estudiantes marcharán este martes, 2 de octubre del 2018, en memoria de los caídos, cuyo número exacto sigue sin conocerse.
La conmemoración de los 50 años de esta represión estudiantil inició por la mañana cuando diputados, senadores -en su mayoría de izquierda- y el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, encabezaron una ceremonia en el Zócalo (plaza central de la capital), en la que la bandera mexicana fue colocada a media asta en señal de luto.
La tarde del 2 de octubre de 1968, los líderes estudiantiles improvisaron una tribuna en el complejo habitacional de Tlatelolco para explicar a los 8 000 asistentes los resultados de una reunión que habían sostenido esa mañana con representantes del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz para llegar a un acuerdo pacífico.
Pero repentinamente, francotiradores abrieron fuego indiscriminado.
Este martes, medio siglo después, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador acudió a Tlatelolco junto a líderes estudiantiles, y entre flores blancas, hizo el “juramento” de que al tomar el poder el 1 de diciembre “jamás se utilice la fuerza para resolver conflictos, diferencias, protestas sociales”.
“Empeño mi palabra de que nunca, jamás, daré la orden a las fuerzas armadas, a la Marina, al Ejército, a ninguna corporación policíaca para reprimir al pueblo de México”, dijo el mandatario electo.
“No va a haber autoritarismo”, subrayó, mientras los asistentes gritaron furiosos entre banderas de color blanco, negro y rojo “ ¡2 de octubre no se olvida, es de lucha compartida!”, y “¡ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos!”.
En tanto, varias facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizaban un paro, mientras la policía de Ciudad de México se desplegaba en las calles más céntricas de la capital con enormes muros metálicos colocadas alrededor de históricos edificios.
El actor Diego Luna y activistas de la organización Seguridad Sin Guerra solicitaron en la Suprema Corte de Justicia la revocación de una ley que enmarca al combate militarizado antidrogas desplegado desde hace más de 10 años.
El mismo horror
“El 68 produjo una gran explosión de valores, a la gente le quedó claro que luchar era necesario para construir un nuevo país. Segundo, que era posible luchar; tercero, que es una obligación luchar”, comentó Félix Hernández, de 72 años, uno de los líderes de aquel movimiento estudiantil que reclama conocer el saldo real de víctimas: “cuántos exactamente y por qué murieron”.
Recuerda que vio impotente “a mucha gente caer”. Los siguientes dos años y medio los pasó encarcelado en la prisión de Lecumberri.
Severiano Sánchez, entonces un estudiante de 18 años, logró salvarse rodando por unas escalinatas situadas en una de las esquinas de la Plaza de las Tres Culturas.
“Había francotiradores hasta arriba de todos los edificios”, rememoró justo cuando decenas de voluntarios dirigidos por académicos de artes escénicas de la UNAM desarrollaron el lunes, 1 de octubre del 2018, una recreación de la masacre.
La estremecedora dramatización también incluyó bengalas verdes y reproducciones en altavoces de extractos de los discursos de los líderes estudiantiles de ese fatídico día mezclados con el sonido de ráfagas de ametralladoras.
La escena detonó en Sánchez el mismo “miedo y terror” que sintió ese 2 de octubre, acuñado en su memoria como “el día más triste de la historia reciente de México”.
“¡Era un mitin pacífico y estos cabrones nos rafaguearon! ¡Estábamos tranquilos y empezó la pinche masacre!”, dice a gritos ahogados por su llanto.
Testigos y habitantes de Tlatelolco relataron a la prensa de entonces que vieron cientos de cadáveres sobre charcos de sangre, amontonados adentro de camiones de carga o apilados sobre las paredes de una iglesia.
Uno de los descubrimientos de investigadores ha sido que el gobierno usó tres cuerpos de seguridad para reprimir el mitin, todos con órdenes distintas.
Una de estas corporaciones, conformada por los francotiradores, era la única con la misión de ejecutar tanto a militares como a estudiantes.
Dos años después, en 1970, quien era secretario de Gobernación (Interior) cuando ocurrió la matanza, Luis Echeverría, ganó las elecciones presidenciales pese a su baja popularidad.
Terremoto histórico
“El 68 fue un terremoto histórico que cambió para bien la vida política de México. Sus efectos llegan hasta nuestros días”, escribió en el diario estadounidense The New York Times, el historiador mexicano Enrique Krauze.
López Obrador no habló sobre la reapertura de los archivos oficiales sobre este evento, que es demandada por sobrevivientes, familiares de víctimas e historiadores para darle justicia a los muertos.
Más de 30 años después de la matanza, Echeverría -la mano derecha de Díaz Ordaz– fue procesado por delito de genocidio, pero por su avanzada edad solo enfrentó prisión domiciliaria y finalmente alcanzó la libertad condicional.
Aunque faltaban 10 días para las Olimpiadas, corresponsales de deportes ya estaban en México el 2 de octubre de 1968 y algunos documentaron la masacre. La prensa reportó entre 300 y 500 muertos, mientras que el gobierno solo reconoció 20.