Los habitantes de la capital siria Damasco, extenuados por la guerra que los ha estrangulado económicamente, esperan “un milagro” en la conferencia de paz de Ginebra II, y que logre silenciar las armas.
Un día antes del inicio previsto de la conferencia en Suiza, en la que se procura propiciar el diálogo entre el Régimen sirio y la oposición, los bombardeos del Ejército contra los suburbios controlados por insurgentes y los disparos de mortero rebeldes contra la capital se han vuelto menos intensos.
En las calles del casco viejo de Damasco y en otros barrios de la capital hay una apariencia de vida normal: los habitantes se ocupan de sus asuntos, jóvenes se sacan fotos delante de la célebre mezquita de los Omeyas y hombres venden souvenirs con fotos del presidente Bashar al Asad, pero el cansancio se lee en los rostros cuando se los interroga sobre una posible salida al conflicto que ha dejado 130 000 muertos, según una ONG.
“¿Ginebra? Tendría que haber un milagro para que las cosas salgan bien”, lamenta Akram, vendedor de verdura en Bab Tuma, un barrio histórico de la capital siria. “Ni unos ni otros querrán hacer concesiones”, agrega, refiriéndose al régimen de Asad y a la oposición. No obstante, Akram se contentaría con una tregua: “Lo que queremos ante todo es la seguridad. Si no hay un alto el fuego, nunca saldremos de esto”, estima. “Que conversen durante meses, pero yo quiero dormir en paz”, afirma.
Todo listo para la reunión de hoy en Montreux
Mientras tanto, después de largos meses de tergiversaciones y pulseadas diplomáticas, los negociadores llegaron ayer a Montreux, a orillas del lago Lemán (Suiza), para iniciar discusiones, que se anuncian difíciles, tendientes a terminar con la violencia en Siria.
La pequeña ciudad balnearia de 15 000 habitantes vio durante toda la jornada la llegada de los participantes. El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, procedente de Ginebra, debía viajar anoche.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, se había instalado ya durante la tarde en esta ciudad conocida sobre todo por su festival internacional de Jazz.
Los miembros de la oposición siria llegaron anoche a Montreux para participar en la conferencia de paz. Lo mismo ocurrió con la delegación del régimen sirio de Bashar al Asad, encabezada por el canciller Walid Mualem.
Los negociadores del presidente Bashar al Asad llegaron en Montreux con mucho retraso después de problemas durante una escala en Atenas.
Poco antes de la llegada de la delegación, el Régimen sirio mostró su intransigencia al advertir que la suerte de Asad es “una línea roja” que nadie puede traspasar.
La exclusión de Irán salvó a última hora la conferencia de paz para Siria Ginebra II, pero Rusia consideró este martes que se trata de un “error” y el principal aliado regional de Damasco auguró un fracaso de las negociaciones en su ausencia.
Anfitrión de la conferencia que empieza hoy, el secretario general de la ONU, Ban Ki- moon, tuvo que retractarse y retirar la invitación que envió en el último momento a Irán ante las protestas de los occidentales y la amenaza de la delegación de la oposición siria de boicotear la reunión.
El conflicto de Siria, que se ha cobrado más de 130 000 vidas desde marzo del 2011, dejó otros 10 muertos, al menos, ayer en un bombardeo de la aviación siria en Alepo, en el norte del país, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La polémica previa a la apertura de la conferencia subraya la fragilidad del proceso. La invitación escrita que Ban envió a unos 30 países afirma explícitamente que el objetivo de la reunión es “formar un gobierno de transición con plenos poderes”. En el Montreux Palace, sede de la conferencia, habrá discusiones discretas para preparar la reunión del viernes en Ginebra con las dos delegaciones sirias y el emisario especial de la ONU y de la Liga Árabe, Lahkdar Brahimi.
- 11 000 personas han sido torturadas en Siria desde el 2011, reveló el diario británico The Guardian.