Rusia calificó este viernes, 26 de agosto d 2022, de “falsa” la información sobre la existencia de al menos 21 “campos de filtración” de civiles y prisioneros ucranianos en la región separatista de Donetsk, en el este de Ucrania, tal y como asegura un documento de la Universidad de Yale en colaboración con el Departamento de Estado de EE.UU.
“El Departamento de Estado continúa difundiendo especulaciones sobre los ‘campos de filtración’ supuestamente establecidos por nosotros en la República Popular de Donetsk, así como la participación de las Fuerzas Armadas rusas en la destrucción de instituciones educativas, médicas e instalaciones culturales en la República Popular de Lugansk”, señaló la Embajada de Rusia en EE.UU.
“Esta es otra falsificación destinada a desacreditar la operación militar especial rusa”, indicó en un comunicado.
La legación rusa aseguró que Moscú proporciona a los refugiados ucranianos lugares de alojamiento temporal y entrega ayuda humanitaria a los residentes de los territorios “liberados”, y que “está comprometido con cumplir las normas del Derecho Internacional Humanitario”.
El reporte estadounidense, publicado el jueves y basado en imágenes por satélite, análisis de datos y confirmación de al menos cinco fuentes independientes, no detalla sin embargo estimaciones de cuántas personas han pasado o se encuentran dentro de este sistema de detención en el este de Ucrania.
Derechos Humanos
La ONG ucraniana Media Initiative for Human Rights (MIHR) ha documentado la existencia de al menos 18 “campos de filtración” y estimó que por esos centros han pasado ya decenas de miles de ucranianos desde la intervención rusa, según explicó a finales de julio en Viena.
Según los testimonios, en estos controles, los militares rusos obligan a desnudarse, buscan tatuajes o marcas en la piel, como moratones, que puedan indicar el uso de armas. Además revisan los móviles para encontrar cualquier símbolo nacional o nacionalista ucraniano.
En la capital austríaca dos ucranianos que pasaron por estos centros relataron su vivencia, y aseguraron que fueron golpeados una y otra vez.
También medios internacionales, entre ellos Efe, han recabado testimonios en los últimos seis meses que dan cuenta de la existencia de estos “campos de filtración” o centros de interrogatorio y control de civiles.
El 6 de mayo, María Vdovychenko, una estudiante de secundaria de 17 años, consiguió huir con sus padres, su hermana pequeña y su gato de Mariúpol, y relató a Efe, cómo, al desplazarse a Mangush, en la región de Donetsk, la familia tuvo que pasar por uno de estos campos de filtración.
Cinco soldados tomaron las huellas dactilares de María, escanearon sus documentos, revisaron su móvil y le hicieron preguntas sobre su orientación política.
Su padre había borrado toda la información de su teléfono móvil, por lo que los soldados comenzaron a interrogarle, preguntándole qué ocultaba, y luego a golpearle hasta que perdió la conciencia, tras lo cual le dejaron tirado en la calle, según el relato de su hija.
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