El presidente afgano, Ashraf Ghani (der), y su rival Abdullah Abdullah (izq.) firmaron un acuerdo para compartir el poder el 17 de mayo, poniendo fin a una dura disputa de meses que sumió al país en una crisis política. Foto: AFP
El presidente afgano, Ashraf Ghani, y su rival Abdulá Abdulá firmaron el domingo 17 de mayo del 2020 un acuerdo para compartir el poder, tras varios meses de una disputa que ha sumido a Afganistán en una crisis política y retrasado la apertura de inéditas negociaciones de paz con los talibanes.
El acuerdo prevé que Abdulá dirija estas negociaciones.
“Abdulá dirigirá la Alta Comisión de Reconciliación Nacional y miembros de su equipo serán incluidos en el gabinete” gubernamental, afirmó en Twitter Sediq Sediqqi, portavoz de Ghani.
Este acuerdo se produce en pleno recrudecimiento de la violencia en Afganistán, como el ataque el martes a un hospital de maternidad en Kabul que dejó 24 muertos, entre ellos varios recién nacidos.
Ese aumento de la violencia ha ocurrido pese a la firma a fines de febrero de un acuerdo con Estados Unidos sobre la retirada de todas las fuerzas extranjeras del país en un plazo de 14 meses.
El país debe además hacer frente a una rápida propagación del nuevo coronavirus.
Según Fraidoon Khawzoon, portavoz de Abdulá, el acuerdo prevé que éste obtenga la mitad del gobierno así como cargos de gobernadores provinciales.
El objetivo es alcanzar lo que desea “el pueblo afgano, es decir la paz”, agregó Khwazoon, y precisó que la implementación del acuerdo será supervisada por personalidades nacionales.
Fotos publicadas por el palacio presidencial muestran a Abdulá y Ghani sentados juntos, rodeados de personalidades afganas, entre ellas el expresidente Hamid Karzai.
Desde Washington, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, aplaudió el pacto y “felicitó a los dos líderes por alcanzar un acuerdo de gobernanza inclusiva para Afganistán”, según declaró Morgan Ortagus, portavoz del secretario de Estado, en un comunicado.
Con todo, Pompeo lamentó “el tiempo perdido” durante el enfrentamiento y alentó a ambos líderes a “actuar de inmediato en apoyo a un pronto inicio de negociaciones interafganas”, agregó su portavoz.
Presiones de EE.UU.
Abdulá, un oftalmólogo, había anunciado el 1 de mayo un “acuerdo provisional” con Ghani, un execonomista del Banco Mundial.
Abdulá fue derrotado por Ghani en la elección presidencial de septiembre pasado, pero los resultados definitivos solo fueron anunciados en febrero debido a que se interpusieron 16 500 demandas por irregularidades.
A principios de marzo, ambos se proclamaron presidente el mismo día y en el mismo lugar. Ghani fue reconocido por la comunidad internacional.
Washington presionó entonces para resolver la crisis política, anunciando la reducción inmediata de USD 1 000 millones de Estados Unidos a Afganistán y de otros 1 000 millones en 2021, si no se llegaba a un acuerdo.
Esta suma es importante para Afganistán, un país muy pobre cuyo PIB es de apenas USD 20 000 millones.
“Lo que se espera ahora es que estos líderes resuelvan los problemas que enfrenta Afganistán, como el coronavirus y las conversaciones de paz con los talibanes”, explicó a la AFP Sayed Nasir Musawi, analista político de Kabul.
El acuerdo logrado sitúa así a Abdulá al frente de las futuras negociaciones con los talibanes, que ya han cerrado el 29 de febrero un histórico acuerdo con Washington, que ha abierto la vía a una retirada de las fuerzas extranjeras del país tras cerca de 19 años de guerra.
A cambio, los insurgentes se han comprometido a no atacar a las fuerzas extranjeras. Pero los combates sí han proseguido entre los talibanes y las fuerzas regulares afganas.
Unas negociaciones de paz directas entre los insurgentes y el gobierno afgano, que debían iniciarse hace dos meses, han quedado de momento totalmente apartadas.