La esperanza de dar con el paradero del avión de Malaysia Airlines, desaparecido el 8 de marzo con 239 personas a bordo, aumentaba ayer, tras localizarse un armazón de plástico y varios cinturones de seguridad o correas en el océano Índico.
Nuevos datos aportados por un satélite francés, que detectó restos de objetos flotantes en la principal zona de búsqueda, según Malasia, reforzaron la impresión de que se estaba avanzando en la investigación.
“Todavía es pronto para ser concluyentes, pero ahora tenemos varias pistas muy creíbles y hay esperanza creciente (…) de descubrir lo que le ocurrió a este desafortunado avión”, dijo el primer ministro australiano, Tony Abbot.
Imágenes de satélites australianos y chinos registraron grandes objetos flotando en las inhóspitas aguas del sur del Índico y el ministro de Transporte de Malasia afirmó que Francia brindó datos similares “en las cercanías del corredor meridional”.
El Ministerio de RR.EE. francés precisó que “ecos de radar realizados por un satélite permitieron localizar restos flotando”.
La Autoridad Australiana de Seguridad Marítima (AMSA) confirmó, tras observar un avión civil los objetos, que “es el primer avistamiento” desde que empezó la búsqueda del aparato desaparecido.
El coordinador de las operaciones aéreas de AMSA, Mike Barton, advirtió que las correas halladas podrían “ser otra cosa”. Dos tercios de los 227 pasajeros a bordo eran chinos, y la rabia crece entre los familiares por la forma en que las autoridades malasias han gestionado la crisis.
Se han barajado tres hipótesis para explicar esta misteriosa desaparición: un secuestro, un sabotaje de los propios pilotos o una crisis repentina que incapacitó a la tripulación y dejó al avión volando con el piloto automático hasta que se acabó el combustible.