La duración de la temporada anual de incendios forestales se ha incrementado en 14 días al año (27%) durante 1979-2019 en promedio a nivel mundial, según una nueva investigación.
La frecuencia de días con clima extremo de incendios ha aumentado en 10 días al año (54%) durante 1979-2019 en promedio a nivel mundial.
Además, el clima de incendios ha aumentado significativamente en la mayoría de las regiones del mundo desde la década de 1980. Los aumentos han sido especialmente pronunciados en el oeste de América del Norte, la Amazonía y el Mediterráneo.
El clima de los incendios ya ha surgido más allá de su variabilidad natural en el Mediterráneo y la Amazonía debido al calentamiento histórico.
El estudio, realizado por un equipo internacional de investigadores dirigido por la Universidad de East Anglia (UEA) y publicado en ‘Reviews of Geophysics’, muestra que el cambio climático antropogénico es un factor de empuje que aumenta el riesgo de incendios forestales en todo el mundo.
El clima de los incendios ya ha surgido más allá de su variabilidad natural debido al calentamiento histórico.
En los bosques boreales de Siberia, Canadá y Alaska se esperan temperaturasde2°C, que están por encima de las escalas preindustriales.
Y en los bosques templados del oeste de Estados Unidos y en prácticamente en todas las regiones del mundo se experimentará un clima de incendios sin precedentes, con temperaturas de 3°C.
Reducción alentadora
A nivel mundial, la superficie quemada por los incendios ha disminuido en aproximadamente una cuarta parte -o 1,1 millones de km2- durante el período 2001-2019. Gran parte de la disminución -590 000 km2- se ha producido en las sabanas africanas, donde se produce el 60-70% de la superficie quemada por el fuego anualmente.
Los impactos humanos locales y regionales han reducido la superficie quemada por el fuego en las sabanas tropicales, en combinación con una menor productividad de los pastizales durante las estaciones húmedas (cada vez más secas), según el estudio.
En otros lugares se ha observado un gran aumento de la superficie quemada, especialmente en los bosques templados y boreales.
Por ejemplo, la superficie quemada por el fuego ha aumentado en 21 400 km2 (93%) en los bosques del este de Siberia y en 3 400 km2 (54%) en los bosques del oeste de Norteamérica.
La doctora Cristina Santín, coautora del estudio, de la Universidad de Swansea, afirma en un comunicado que, “a pesar de que las condiciones meteorológicas que favorecen los incendios forestales ya han aumentado en casi todas las regiones del planeta y seguirán haciéndolo, los factores humanos siguen mediando o anulando los climáticos en muchas regiones”.
El estudio ha evaluado 500 trabajos de investigación anteriores y lleva a cabo un reanálisis de conjuntos de datos de última generación procedentes de observaciones por satélite y modelos.
Incluye análisis de las tendencias de la meteorología de los incendios y de la superficie quemada para las regiones del mundo que abarcan todos los países, las macrorregiones a escala continental y los ecosistemas regionales clave para la actividad o el impacto de los incendios.
Daños en la Amazonía
La Amazonía brasileña registró 7 533 focos de incendio durante el primer semestre del año, un aumento del 17,9 % frente al mismo período de 2021, según datos divulgados por el Gobierno.
De acuerdo con el sistema de alarmas del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), solo en junio fueron reportados 2 562 focos de calor en la selva, un 11 % más que los que se vieron en el mismo mes de 2021 y la mayor cantidad para el período en 15 años.
Los datos de INPE señalan que este año las llamas en la más extensa selva tropical del planeta venían disminuyendo desde febrero del 2022, pero volvieron a tomar impulso a partir de mayo del 2022, cuando fueron reportados 2 287 puntos con fuego, una cifra que para ese mes no se veía desde 2004.
Los incendios en la selva amazónica suelen aumentar a partir de mayo cuando comienza la temporada de seca y la tendencia es que la situación se agrave en los próximos meses. Una parte del fuego que consume la vegetación de esa región ocurre porque pequeños agricultores queman sus tierras para limpiar las áreas de cultivo.