La desaparición de la pequeña Paulette Gebara, de 4 años, causó en Ciudad de México una inusual movilización en las redes sociales y con carteles en las calles para dar con su paradero.
Los padres de la niña, Mauricio y Lizette Gebara, la reportaron como desaparecida hace nueve días. Desde ahí se lanzó una campaña mediática en el país para buscarla. Sin embargo, la pequeña Paulette, que tenía una discapacidad motriz y de lenguaje, apareció muerta después de las 23:00 del martes en su departamento, en un complejo de lujo cerca de Ciudad de México.
Hace dos días los padres de Paulette fueron puestos en prisión preventiva debido a “inconsistencias” en sus declaraciones, al igual que dos empleadas domésticas, aunque no existen cargos formales en su contra.
Según los progenitores, la noche del domingo 21 dejaron a Paulette durmiendo en su cama y al día siguiente, cuando una de las empleadas domésticas fue a despertarla para ir a la escuela, no la encontraron.
El procurador Alberto Bazbaz, citado ayer en la versión digital del diario El Universal de México, confirmó que el cuerpo fue hallado la noche del martes por peritos especializados, en la habitación de la pequeña, al pie de su cama y cubierta por sábanas.
Tras el descubrimiento, el cadáver fue enviado al Servicio Médico Forense, en donde peritos de la Procuraduría General de la República (PGR) y del Distrito Federal colaboraron en los estudios necesarios para conocer los hechos alrededor de su fallecimiento.
La Procuraduría informó que la niña Paulette Gebara Farah falleció de “asfixia mecánica por obstrucción de fosas nasales y compresión toraxicoabdominal”, se indicó en El Universal.
La familia Gebara Farah vive en un complejo residencial con vigilancia privada en Interlomas, un distrito vecino a Ciudad de México, donde hay condominios habitacionales para familias de altos recursos.
La imagen de Paulette, vestida con un disfraz de princesa, aparece todavía en grandes carteles colocados por su familia en distintas avenidas de Ciudad de México con la leyenda “Ayúdame a regresar a mi casa” y un número de teléfono de contacto.
Este caso evocó la desaparición de la niña británica Madeleine McCann, desaparecida en Portugal en el 2007. Desde el principio se descartó un secuestro, pues nadie pidió rescate ni había señales de que algún intruso hubiera ingresado al departamento.