Entrevista a Mónica Baltodano Marcenaro. Foto: EL COMERCIO
Mónica Baltodano Marcenaro fue una de las comandantes del FSLN que derrocó en 1979 a Anastasio Somoza. De paso por Quito para participar en el seminario ‘Las revoluciones en América Latina’ en la Universidad Andina, dialogó con este Diario para analizar la crisis.
La revolución sandinista aglutinó a sectores heterogéneos de la sociedad.
La Junta de Gobierno fue plural. La programática con tenía postulados radicales, pero también incluía el respeto a la propiedad privada, la economía mixta. Se iba a respetar el pluralismo político y la política exterior iba a ser no alineada. Esos eran los tres pilares con los que se llega al triunfo y efectivamente el apoyo de todos los sectores era masivo.
¿Por qué se terminó esta heterogeneidad?
Se rompe a instancias del presidente de EE.UU. Ronald Reagan, que implementó una política agresiva hacia Nicaragua porque lo veía como un peligro para sus intereses. Apoyó la contrarrevolución y tuvimos que librar una batalla muy difícil y muy desigual que terminó afectando esos tres pilares porque la revolución empezó a radicalizarse en algunos aspectos, a afectar ciertas libertades, pero también a profundizar la reforma agraria con expropiaciones a los opositores y terminó alineándose con Cuba y la Unión Soviética.
A la URSS tampoco le interesaba algo tan abierto.
La derrota electoral del FSLN en 1990 coincide con la caída del muro de Berlín. La ayuda que tuvimos fue modesta, un poco de trigo. Pero la solidaridad más clara fue de Cuba. Fuimos vistos como parte del bloque que se enfrentó al imperialismo norteamericano. Entramos en una situación económica extremadamente difícil que contribuyó a la derrota electoral.
¿En qué momento se traiciona el sandinismo?
El sandinismo, históricamente respetado por su moral y su mística, sufrió un golpe con ‘la piñata’: en la transición para entregar el Gobierno, se dictaron una serie de leyes para garantizar la propiedad de las pequeñas cooperativas de campesinos. Pero un sector del sandinismo se aprovechó para adjudicarse bienes a titulo personal. Ahí comenzó el deterioro del FSLN como organización y comenzamos a sentir problemas de democracia interna, que no se había desarrollado con el argumento de que había una contrarrevolución.
¿Ahí Ortega se yergue como el todopoderoso?
Ya nos replanteábamos si debía ser el Secretario General y cómo debíamos continuar. El principal quiebre se produce cuando Ortega logra el control del aparato del partido en 1998 y al año siguiente inicia un pacto con el presidente Arnoldo Alemán, uno de los más corruptos que ha habido. Se reparten las instituciones, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo Supremo Electoral. Ahí comienza realmente la mutación más brutal que te hace entender el hoy del FSLN. Ortega abandona valores, principios y los somete a una lógica electorera. Gana las elecciones (2007) con 38% porque el pacto reformó la Constitución y permitió llegar al poder sin segunda vuelta.
Y con eso se incorpora al grupo del Socialismo del Siglo XXI.
Se alía con Chávez cuando no estaba empujando ningún proyecto de carácter socialista ni nada que se parezca. Se alía con el gran capital financiero nacional e internacional. Hace una política más neoliberal que otros gobiernos pero todo recubierto de una retórica antiimperialista y anticapitalista.
¿Qué pasó con los otros comandantes?
No estamos con Ortega. Construimos movimientos críticos, más que la derecha porque Ortega pulverizó la oposición con pactos. Advertíamos que íbamos a una dictadura, pero muchos no nos creyeron, hasta la insurrección del 18 de abril del 2017.
Insurrección que usó símbolos sandinistas.
Recuperó la memoria histórica. Los jóvenes comenzaron a gritar consignas de la lucha sandinista. Cuando la policía ingresó a Monimbó, los viejos les enseñaron a los jóvenes a hacer las barricadas que usamos nosotros. Luego organizan los comités y los mayores les dicen que ellos son los nuevos protagonistas pero los asesoran cómo defenderse.
Pero las movilizaciones se han atenuado.
No se han atenuado: se han aplastado. Han muerto más de 500 y muchos de ellos por francotiradores. Después de que desbaratan los ‘tranques’ empieza la operación limpieza: capturar a todo aquel que se hubiera vinculado de una u otra forma a la sublevación. Por eso 50 000 nicaragüenses se exiliaron en Costa Rica, entre ellos dos hijos míos, para evitar que fueran capturados y judicializados con cargos de terrorismo. Y a pesar de que la Constitución permite la libre movilización, la Policía emite una orden que la prohibió.
¿Hacia dónde va la lucha?
Hay una resistencia de forma clandestina, volantes, pegatinas. Pero, como fue una sublevación autoconvocada, no tuvo una dirigencia visible. Entones la derecha y los empresarios que estaban en contubernio con Ortega y ahora se hacen los grandes demócratas , buscan alianzas con EE.UU. y sectores reaccionarios poque quieren dirigir el descontento. Y no existe la organización revolucionaria capaz de congregarlos.
Quién es
Comandante de la Revolución Sandinista. Exmiembro de la Dirección Nacional del FSLN. En 1999 rompió con Daniel Ortega por el pacto con el expresidente de derecha Arnoldo
Alemán.