Una moneda común suramericana para transacciones comerciales que permita dejar de depender del dólar es la propuesta del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y su homólogo argentino, Alberto Fernández.
Recientemente, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró que su país respalda este proyecto, pues abona a la “independencia, unión y liberación de América Latina y el Caribe”.
Durante una comparecencia pública en Buenos Aires, el lunes 23 de enero, Da Silva y Fernández se mostraron a favor de avanzar en este proyecto entre los países del Mercado Común del Sur (Mercosur) -que integran Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay-, “como se intentó” en los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
“Creo que va a suceder y creo que es necesario que suceda. Porque hay países que a veces tienen dificultades en adquirir dólares y se pueden establecer acuerdos que después, los bancos centrales fijen el tipo de cambio para hacer el intercambio comercial”, indicó Lula da Silva.
Por su parte, el mandatario argentino señaló que aunque no saben todavía cómo podría funcionar esa moneda común en la región, “lo que sí sabemos es cómo funcionan las economías dependiendo de monedas extranjeras, y sí sabemos lo nocivo de todo eso”.
Según Fernández, lo que se prevé es que la moneda pueda usarse tanto para los flujos financieros como comerciales, reduciendo los costos operativos y reduciendo nuestra vulnerabilidad externa.
“Tenemos la intención de superar las barreras a nuestros intercambios, simplificar y modernizar las reglas y fomentar el uso de las monedas locales”, agrega un comunicado.
El ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, dijo al diario Financial Times, que el estudio de los parámetros necesarios para una moneda común, incluye desde cuestiones fiscales hasta el tamaño de la economía y el papel de los bancos centrales.
“Sería un estudio de mecanismos de integración comercial“, añadió el ministro, aunque señaló que no quería “crear falsas expectativas” porque “es el primer paso de un largo camino que América Latina debe recorrer”.
Largo plazo
“Nada de eso que dice son medidas de corto plazo“, afirmó a la agencia EFE el director de la consultora Abeceb y ministro de Producción durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019), Dante Sica.
Sica recordó que durante ese mandato se había avanzado en una carta de intención entre ambos países para empezar a estudiar la posibilidad de tener una moneda común mediante un programa con el Banco Interamericano de Desarrollo, y que fue el banco central brasileño el que frenó la iniciativa.
Según dijo Sica, “la resistencia del banco central de Brasil es fuerte” porque Argentina tiene una inflación de 94,8 % en 2022 y los privados proyectan un 98,4 % en 2023, según las expectativas relevadas por el Banco Central argentino, y “no tiene un programa consistente para bajar la inflación de largo plazo”.
“La moneda en conjunto se construye con un gran nivel de confianza, políticas macroeconómicas establecidas y rangos de inflación similares”, agregó Sica, ya que en Brasil se proyecta una inflación de 4,8 % en 2023.
Alternativas
Como camino intermedio, Sica indicó que podría habilitarse un ‘swap’ de monedas, que ambas administraciones vienen negociando desde el año pasado. De esta manera, en vez de hacer un balance diario para ver qué país pone los dólares para liquidar las exportaciones, se haría cada seis meses.
“Eso es financiamiento, no es moneda única”, aclaró Sica, por lo que ambos países deben acordar una tasa de interés.
Es una moneda a la que cotizaría el peso y el real y que serviría para pagar las transacciones de las empresas de los dos países para no depender del dólar.
En el mismo sentido, el director general de DNI Consultores, Marcelo Elizondo, explicó que esa nueva moneda sería como un “nomenclador con conversión a monedas nacionales“.
Igualmente, Elizondo detalló que “requiere la coordinación de los dos países y de los dos bancos centrales”, al señalar que el brasileño es autónomo pero el argentino es dependiente del Poder Ejecutivo.
Además, las transacciones entre particulares de los dos países requerirían de “una ágil respuesta” de los dos bancos centrales para cubrir lo que antes se hacía vía dólar, lo que implica “ceder” en la política de restricciones a las importaciones y a la entrega de divisas para pagar las compras externas que aplica Argentina por la falta de reservas internacionales.
Brasil es el principal socio comercial de Argentina, la cual cerró con un déficit de USD 2 250 millones la relación comercial con el país vecino en 2022, aunque menor al promedio de USD 3 500 millones registrado entre 2004 y 2018, según la consultora Abeceb.
El retorno de Lula da Silva al poder ha incrementado las expectativas de profundizar la relación bilateral entre Argentina y Brasil, pero los economistas resaltan el poder de las instituciones brasileñas.