Las muertes de dos migrantes, uno de ellos de ruso y el otro aún no identificado, mientras cruzaban la frontera de México con Estados Unidos por el mar en Tijuana han alertado a defensores de derechos humanos y autoridades.
Estas dos muertes por ahogamiento, ocurridas la semana pasada, suceden en medio de la creciente ola de muertes de migrantes en la frontera, que tuvo en el año fiscal de 2022 su registro más letal en la historia con más de 855 muertes reportadas por la Patrulla Fronteriza estadounidense.
Activistas expresaron este lunes a EFE que esto refleja la desesperación de los migrantes ante la falta de oportunidades y las restricciones migratorias, lo que les lleva a rutas peligrosas como el mar, donde desde 2021 a la fecha han fallecido al menos 10 personas que intentaban cruzar nadando.
Acciones extremas por asilo
El 9 de noviembre, un migrante ruso falleció por ahogamiento cuando intentó cruzar la valla fronteriza en las Playas de Tijuana por el área del mar.
Visitantes de la playa que observaron lo sucedido contaron a EFE que al percatarse del cuerpo flotando del lado estadounidense, mediante gritos, solicitaron ayuda a elementos de la Patrulla Fronteriza, quienes se aproximaron y retiraron el cuerpo del migrante.
Uno de los entrevistados, quien optó por omitir su nombre, narró que los agentes fronterizos “lo acomodaron (el cuerpo del migrante) en la orilla de la playa, pero no le brindaron atención médica ni siquiera hicieron intentos de reanimación”.
Una hora más tarde arribó el cuerpo de salvavidas del lado estadounidense, quienes declararon sin vida al hombre.
Del lado mexicano, policías de Tijuana entrevistaron a turistas, quienes explicaron que “el hombre al principio intentó saltar el muro y luego decidió nadar”.
Por otro lado, cuatro hombres dijeron también a los guardias mexicanos que ellos conocían a la persona y explicaron que se trataba de un migrante originario de Rusia, quien buscaba ingresar a Estados Unidos para solicitar asilo.
El 10 de noviembre, otro migrante falleció de igual manera por ahogamiento en la misma zona y bajo las mismas circunstancias al cruzar de forma indocumentada por el mar, pero no se identificó su nacionalidad.
Corriente de mar peligrosa
Uno de los guardacostas de Tijuana consultados por EFE, comentó que intentar cruzar nadando o en pequeñas embarcaciones cerca de donde termina el muro al interior del mar es “extremadamente peligroso“, pues la corriente es muy fuerte en esa zona.
En marzo de 2021 un migrante cubano falleció ahogado también intentando cruzar nadando y su compañero pudo ser rescatado, aunque padecía de hipotermia.
El mayo de 2021 se dio un caso extraordinario en el que 35 migrantes intentaron cruzar en una pequeña embarcación por la misma zona, pero el barco comenzó a desintegrarse a su paso con el fuerte golpear de las olas, lo que generó que todos se lanzaran al agua.
De acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), muchos de estos migrantes terminaron arrastrados hacia el acantilado en Point Loma, donde fueron auxiliados por visitantes y luego por salvavidas.
Finalmente rescataron a 32 personas que tuvieron que ser hospitalizados por hipotermia, pero dos hombres y una mujer murieron ahogados.
Criminalización migratoria
Judith Cabrera, codirectora del Border Line Crisis Center, expuso que el mar “es una nueva ruta de cruce y el hecho de que las personas se apuesten la vida en cruzar te habla del nivel de desesperación que se está viviendo y el nivel de desestimación que hay por la situación de estas personas por parte del gobierno de Estados Unidos”.
La activista resaltó que esta situación de incertidumbre y desesperación también ha propiciado que proliferen los tratantes de personas.
“Ha sido un error que desde su planteamiento (del Gobierno) criminalicen la migración y militaricen la frontera, apostándole más al castigo que a una reforma migratoria”, opinó.
La región vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos, cuya Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) detuvo en el año fiscal de 2022 un número inédito de más de 2,76 millones de indocumentados, una cifra que incluye incrementos sustanciales en las capturas de cubanos y venezolanos.