Boris Jhohnson, primer ministro británico, participando en una reunión en París, el 28 agosto de 2019. Foto AFP
El gobierno británico dio a entender el martes 8 de octubre de 2019 que la negociación sobre el Brexit está a punto de irse al traste por culpa de la Unión Europea, lo que irritó al presidente del Consejo Europeo Donald Tusk, quien criticó el “estúpido juego de reproches”.
Una fuente de Downing Street dijo a los periodistas que la canciller alemana Angela Merkel advirtió por teléfono al primer ministro Boris Johnson de que es “abrumadoramente improbable” alcanzar un acuerdo a menos de que Londres acepte lo inaceptable: mantener la provincia británica de Irlanda del Norte en una unión aduanera con la UE.
Para Londres, esta exigencia hace que un acuerdo sea “esencialmente imposible”, agregó la fuente, subrayando que Johnson defendió ante Merkel haber presentado una propuesta razonable.
El gobierno alemán no quiso hacer comentarios al respecto.
La semana pasada, Londres presentó a Bruselas su esperado plan de divorcio y pidió a sus 27 socios que hicieran concesiones para llegar a un acuerdo. De lo contrario, Johnson prometió retirar a su país de la UE el 31 de octubre de forma abrupta.
Los europeos señalaron dos puntos “problemáticos” en su propuesta: la necesidad de controles aduaneros entre Irlanda del Norte e Irlanda -país de la UE- y el veto acordado al parlamento autónomo norirlandés.
En respuesta, los británicos presentaron el lunes un nuevo texto con “aclaraciones” que sin embargo “no responden” a las demandas europeas, según fuentes implicadas en la negociación. El enviado británico David Frost debía reunirse de nuevo el martes con la negociadora europea Paulina Dejmek–Hack.
En este contexto, que Londres anticipase un fracaso irritó a Tusk: “Boris Johnson, lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de reproches. Lo que está en juego es el futuro de Europa y del Reino Unido, así como la seguridad e intereses de nuestros ciudadanos”, tuiteó dirigiéndose al primer ministro.
Según un informe publicado el martes por el centro de reflexión independiente Institute for Fiscal Studies, un Brexit sin acuerdo haría estallar el déficit público británico y propulsaría la deuda a más del 90% del PIB por primera vez desde los años 1960.
Informes gubernamentales ya advirtieron del riesgo de escasez de alimentos frescos y medicamentos y del riesgo de violentos disturbios.
Todo aplazamiento será inútil
Otra fuente cercana a Johnson, que muchos sospechan se trata de su consejero especial Dominic Cummings, había declarado previamente a la revista conservadora The Spectator que Londres preveía el fracaso de las negociaciones.
Si el acuerdo muere en los próximos días, no lo reviviremos “ y habrá que” hacer todo tipo de cosas “para impedir otro aplazamiento“, dijo.
Downing Street no quiso desmentir ni conformar la información, lo que hizo especular que se tratase de una filtración intencionada.
“La crisis del Brexit entró en una nueva fase peligrosa: Boris Johnson ha decidido colapsar las conversaciones con la UE y, en su lugar, se dirige a toda velocidad hacia un desastroso Brexit sin acuerd0″ ,alertó la diputada laborista británica Margaret Beckett.
Los líderes europeos, que se reúnen en cumbre el 17 y 18 de octubre, se habían fijado como plazo el final de esta semana para considerar si hay base para un acuerdo con el Reino Unido.
Según fuentes diplomáticas, el ministro irlandés de Relaciones Exteriores, Simon Coveney, debía reunirse el martes en Bruselas con el principal negociador europeo, Michel Barnier.
La fuente citada por The Spectator acusó al gobierno de Irlanda de “no querer negociar” y de bloquear la disposición de otros países que como Francia o Alemania estarían, afirmó, dispuestos a “discutir nuestra oferta” en lugar de acordar un nuevo aplazamiento.
Tras el referéndum de 2016, el Reino Unido debía haber abandonado el bloque el pasado marzo. Pero ante el reiterado rechazo del Parlamento británico al acuerdo de divorcio negociado por la anterior primera ministra, Theresa May, la fecha fue retrasada dos veces, hasta este 31 de octubre.
Johnson, en el poder desde julio, quiere cambiar el punto más conflictivo del texto: cómo mantener abierta la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la vecina República de Irlanda -miembro de la UE- para no amenazar el frágil acuerdo de paz que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto.
Pero si la UE lo rechaza, “este gobierno no negociará más, así que todo aplazamiento será inútil” , insistió la fuente. “O nos iremos sin acuerdo el 31 de octubre o habrá elecciones y después nos iremos sin acuerdo“, subrayó.