La Capilla Sixtina volverá a emitir humo. Millones de fieles católicos dirigirán su atención a la chimenea del Vaticano, donde dos colores de humo, el negro y el blanco, marcarán el ritmo de un momento crucial para la Iglesia por la elección del nuevo papa.
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El humo negro y el humo blanco, una tradición de siglos en la elección del papa
La fumata negra y la fumata blanca son señales visuales que los cardenales usan para informar si hubo o no consenso en la elección del Papa. La tradición nació en 1800, cuando el pueblo romano se reunía frente al Quirinal para observar el humo de las papeletas quemadas. En ese tiempo, la presencia del humo indicaba fracaso en la votación, mientras que su ausencia era la señal de una elección exitosa.
En el cónclave de 1914, por primera vez se usaron de forma oficial ambos colores: el humo blanco como símbolo de elección, el humo negro para los intentos fallidos. Desde entonces, el mundo espera esas señales con expectación cada vez que un Papa muere o renuncia.
Qué significa cada color del humo en la elección del papa
La fumata blanca aparece cuando un cardenal logra al menos dos tercios de los votos y acepta el cargo. La señal indica que el cónclave ha terminado. Poco después, el cardenal protodiácono anuncia desde el balcón de la Basílica de San Pedro el esperado “Habemus Papam”. Esta fumata genera entusiasmo y celebración entre los católicos.
La fumata negra, en cambio, comunica que aún no hay consenso. Sale por la chimenea de la Capilla Sixtina después de dos rondas fallidas de votación. Es una señal de espera. El proceso continúa, con nuevas deliberaciones entre los cardenales electores.
Así se fabrica el humo para la elección del papa
Durante siglos, el humo negro se producía al quemar solo las papeletas. Para obtener humo blanco se añadía paja húmeda, pero la señal era tenue. Para evitar confusiones, el Vaticano modernizó el sistema en 2005.
Hoy se utilizan dos estufas. Una, de hierro fundido, usada desde 1939, quema los documentos de votación. La otra, electrónica, contiene cartuchos pirotécnicos. Ambas se conectan a un mismo conducto que dirige el humo a la chimenea visible desde la Plaza de San Pedro.
Para lograr fumata negra, se usa una mezcla de perclorato de potasio, antraceno y azufre. La fumata blanca se obtiene con clorato de potasio, lactosa y colofonia, una resina natural. Cada cartucho contiene seis cargas que producen humo intenso durante dos minutos.
Desde el cónclave que eligió a Benedicto XVI, el repique de campanas acompaña a la fumata blanca para reforzar el mensaje. Esta medida se tomó después de varios episodios en los que el color del humo generó dudas entre los fieles.
Un símbolo que une a los católicos del mundo
La fumata es más que una señal técnica. Representa un gesto de unidad, fe y tradición. En tiempos de redes sociales y transmisiones en vivo, conserva su fuerza simbólica. El humo que sale de la Capilla Sixtina recuerda que la Iglesia elige a su líder en silencio, pero lo comunica con claridad al mundo.
La próxima vez que se vea humo blanco, millones de personas celebrarán el inicio de un nuevo pontificado. Y como desde hace más de un siglo, ese momento quedará grabado en la historia de la Iglesia.