La policía ha aumentado la seguridad en centros comerciales y edificios públicos en Nairobi y en la costa este, donde son más vulnerables a los ataques de Al-Shabaab. Foto: Daniel Irungu/ EFE
Uno de los terroristas del atentado en la Universidad de Garissa, en Kenia, era el hijo de un funcionario del Gobierno, dijo este 5 de abril el Ministerio del Interior mientras las iglesias del país contrataban a guardias armados para proteger los actos de Semana Santa.
El vocero del Ministerio del Interior Mwenda Njoka afirmó que Abdirahim Abdullahi era uno de los cuatro hombres armados que atacaron el campus de la Universidad de Garissa, a unos 200 kilómetros de la frontera con Somalia.
De etnia somalí pero con nacionalidad keniata, su padre es un funcionario en el norte del condado de Mandera que limita con Somalia, añadió.
“El padre ha informado a los agentes de seguridad que su hijo había desaparecido de casa (…) y estaba ayudando a la policía a encontrarlo en el momento en que tuvo lugar el ataque a la Universidad”, dijo Njoka.
Las autoridades kenianas tratan de identificar también los otros tres cuerpos de los asaltantes hallados el jueves tras 16 horas de asedio a la universidad de Garissa, al este de Kenia. En el ataque murieron 142 estudiantes, tres policías y tres militares.
El presidente Uhuru dijo este 4 de abril que quienes planearon y financiaron de los ataques islamistas estaban “profundamente integrados” en la comunidad de Kenia e instó a los musulmanes a hacer más para luchar contra la radicalización.
Ali Roba, gobernador de Mandera, dijo que Kenia tenía un “enorme problema de radicalización, no sólo en el norte, sino en todo el país”.
Un funcionario de Garissa que no quiso ser identificado dijo que el Gobierno estaba al tanto de que Abdullahi, abogado de la Universidad de Nairobi, se había unido a Al-Shabaab tras graduarse en 2013. “Era un estudiante muy brillante. Pero luego se pasó a esas ideas locas”, dijo.
Al-Shabaab dijo que el ataque en Garissa fue una venganza por el envío de tropas keniatas a Somalia para luchar junto con la Unión Africana contra la milicia islamista. El grupo alineado con Al-Qaeda ha amenazado con teñir más ciudades de Kenia “de rojo sangre”.
La policía ha aumentado la seguridad en centros comerciales y edificios públicos en Nairobi y en la costa este, donde son más vulnerables a los ataques de Al-Shabaab.
Los ataques contra cristianos han dañado la tradicional relación cordial entre los cristianos y los musulmanes del país, y los clérigos dijeron que temen que las iglesias puedan ser objeto de ataques en la principal celebración litúrgica del calendario cristiano.
Las iglesias contrataron a policías armados y guardias de seguridad privada para el Domingo de Resurrección, en un país donde los cristianos suponen el 83% de los 44 millones de habitantes del país.
Mientras tanto, en el Vaticano, el papa Francisco deploró los ataques en Kenia y rezó por aquellos asesinados por los yihadistas que separaron a los cristianos de los musulmanes para matarlos.