Los ucranianos del este acudieron a las urnas. Foto: EFE
La esperanza de conseguir la paz tras meses de derramamiento de sangre llevó de ucranianos a las urnas en las controvertidas elecciones de las zonas separatistas del este del país. La televisión estatal rusa, que también se ve en las separatistas Lugansk y Donetsk, muestra filas de votantes pese a las frías temperaturas. “No hay vuelta atrás, sólo hacia adelante, ni un paso atrás”, afirma una mujer ante las cámaras. “¡Good-bye Ucrania!“, proclama otra, alegre. Más de medio año después del inicio de un sangriento conflicto, los habitantes del este de Ucrania -de fuerte influencia rusa- anhelan paz y estabilidad.
Pero lo lejos que está la zona de la normalidad queda claro al observar la llegada al local electoral del autoproclamado “jefe de gobierno” de Donetsk, Alexander Sajarchenko. Si bien el líder separatista acudió vestido de traje, y no de camuflaje, lo hizo rodeado de uniformados armados hasta los dientes. Los separatistas prorrusos se encargan de supervisar que las elecciones transcurren sin problemas en las zonas que controlan.
Según Sajarchenko, Kiev ha tenido que observar “impotente” como la gente acudía a las urnas a pesar del miedo a las tropas gubernamentales. Y lo cierto es que la votación está transcurriendo sin grandes altercados. El objetivo de Sajarchenko es permanecer en el poder y ser legitimado por las urnas. Prácticamente nadie toma en serio a los otros dos candidatos que concurren a las elecciones. Al líder separatista no parece importarle que estas votaciones sean consideradas una “farsa” por las fuerzas proeuropeas que hace una semana ganaron los comicios en el resto del país y que ahora amenazan con iniciar acciones legales.
Kiev puede hacer lo que quiera, asegura, mientras los militares de las tropas ucranianas han evitado usar la fuerza. El presidente proeuropeo Petro Poroshenko había previsto que el 7 de diciembre se celebracen en el este de Ucrania unas elecciones regionales, según la legislación nacional. Pero los comicios de hoy fortalecen a las fuerzas prorrusas en sus aspiraciones independentistas. Tras el referéndum sobre la independencia que celebraron en mayo, las autoproclamadas “Repúblicas Populares” de Donetsk y Lugansk se ven ahora más que nunca en el camino hacia una separación definitiva de una Ucrania que aspira a entrar en la Unión Europea (UE). En la región hay un fuerte sentimiento independentista, con una gran influencia de la Iglesia ruso-ortodoxa.
Los votantes se pronunciaban ayer de forma muy parecida antes las cámaras: “He venido para votar por la voluntad popular. Para que en (la región de) Donbás haya una pleno y verdadero poder popular. He venido libremente, como todos los aquí presentes”. Y una y otra vez se repite: “Nadie nos obligó, ni soldados con armas ni nadie más”. Tras la llegada de convoys con ayuda humanitaria de Rusia, mucha gente puede comer hoy verdura y otros alimentos. La ayuda rusa responde para muchos a la pregunta de cómo una zona marcada por la guerra podría sobrevivir en el futuro como región independiente. Incluso observadores cercanos al Kremlin como Alexander Brod admiten que las listas electorales arrojan algunas dudas. Pero tanto él como otros diputados del Parlamento ruso subrayaron que se trata de una votación en circunstancias excepcionales.
Debido a que cientos de miles de personas han huido, se permite incluso votar por correo electrónico. Miles de ucranianos están votando también en los campos de refugiados erigidos en territorio ruso.
Pero los organizadores rechazan las dudas sobre si las votaciones han sido justas y libres. Moscú ya dejó claro que reconocerá los resultados, como también ha hecho con las elecciones celebradas hace una semana en el resto del país. Y el presidente ruso, Vladimir Putin, sigue sin dejarse impresionar por las amenazas de Occidente de sancionar a Rusia por su política respecto a Ucrania.
Además, sigue utilizando el término “Novorosiya” (Nueva Rusia) para referirse a la región. Esa denominación -tabú en Ucrania– es la que históricamente se utilizaba para hablar de la región del este de Ucrania de influencia rusa, recuerda Putin cada vez que puede. Las elecciones en las zonas separatistas pueden dar un nuevo impulso a las aspiraciones de los prorrusos de crear el estado Novorosiya. Históricamente a esa región pertenecería una zona bastante más amplia que Donetsk y Lugansk, que por sí solas apenas son viables. Por eso, ni en Kiev ni en Moscú se descarta que los combates vuelvan a reavivarse y se extiendan hacia la ciudad costera de Mariupol o incluso hasta Odesa, en el mar Negro. En la época zarista esta última ciudad estaba consierada como la perla de la entonces gobernación de Novorosiya.