El papa Francisco falleció el 21 de abril de 2025 a causa de un ictus cerebral. Su última aparición pública fue la víspera, durante la misa del Domingo de Resurrección. “¡Cristo ha resucitado, aleluya! Hermanos y hermanas, feliz Pascua!”, pronunció con voz cansada. Tras su muerte, comenzaron a circular historias sobre el impacto que tuvo en la vida de muchas personas. Una de ellas nació en un taxi, en Roma, antes de que el mundo lo conociera como pontífice.
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Corría el 2013 y los cardenales menores de 80 años de todo el mundo se reunían en el Vaticano para celebrar el cónclave que elegiría al sucesor de Benedicto XVI, quien había renunciado al cargo. Uno de los asistentes, el entonces cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, tomó un taxi común para llegar a su destino. Ese trayecto de 15 minutos fue el último que haría como ciudadano común, pues al poco tiempo se convertiría en el primer papa latinoamericano de la historia.
La conexión entre el papa Francisco y el taxista
El conductor del vehículo, Humberto Aninballi, recuerda ese encuentro como un punto de quiebre en su vida. Según relató a Univisión, durante el trayecto se produjo una “conexión energética” que nunca olvidó.
“Tú vas a ser Papa y yo voy a mejorar mi vida”, le dijo, sin saber que ambas afirmaciones se cumplirían.
Ese mismo año, Aninballi perdió a su esposa y quedó a cargo de su hija de apenas nueve meses. Su vida dio un giro inesperado meses después, cuando conoció a Matilde Adam en la Plaza de San Pedro, el mismo lugar donde tiempo atrás había llevado a Bergoglio.
Un mensaje inesperado y un nuevo comienzo en el taxi de Humberto
Matilde subió al taxi de Humberto y, cuando él intentó poner música, lo que se reprodujo fue un audio guardado de su esposa fallecida. “Fue como si ella me hubiera hablado desde otro lugar”, dijo. Desde ese día, ambos comenzaron una relación.
Humberto cree que ese encuentro no fue casual. Para él, fue la forma en que su esposa fallecida lo conectó con alguien que cuidaría de su hija. Con el paso del tiempo, se convirtieron en pareja, formaron una nueva familia y, en una audiencia pública, el ya papa Francisco cargó en brazos a la hija de ambos, cerrando un ciclo simbólico.
Una vida nueva, con aroma a pizza romana
Años después, la familia dejó Italia tras una oferta laboral que Matilde recibió en Indonesia. Allá se establecieron y Humberto abrió una pizzería típica romana, por consejo de un amigo. Su plato más famoso se llama “Francisco”, en honor al pontífice que, sin saberlo, marcó el inicio de su nueva vida.
Cada año, la familia regresa a Roma para visitar la Plaza de San Pedro. En ese lugar, los caminos de un taxista, su hija, su nueva compañera y el primer Papa argentino se cruzaron de forma irrepetible.
“Ese viaje con el Papa, antes de que fuera papa, me cambió el rumbo de la vida”, afirma Aninballi.