El peregrinaje de decenas de miles de personas por la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II continuó hoy, lunes 28 de abril, en el Vaticano con distintas celebraciones y visitas a las tumbas de ambos pontífices.
La plaza de San Pedro, muy concurrida en los sectores centrales y los lados, albergó esta mañana la misa de agradecimiento de la comunidad polaca para Juan Pablo II santo.
Por la tarde, muchos hacían fila para rendir homenaje en la tumba del nuevo santo, en el interior de la basílica vaticana, donde también está sepultado, expuesto, Juan XXIII, objeto de veneración de tantos bergamascos que permanecen en Roma.
La lápida de la tumba del papa polaco ya tiene la inscripción de santo en latín (sanctus) que reemplazó a la de beatus (beato) .
No así la de Juan XXIII; donde sólo se lee el nombre en latín del papa Roncalli.
Por otra parte, durante todo el día muchos peregrinos se transformaron en turistas y aprovecharon para visitar museos vaticanos, o simplemente hacer compras.
Desde la plaza, vía de la Conciliación y alrededores, hasta Castel Sant’Angelo y el Tíber, se observó el colorido de los jóvenes y no tanto con sombreros y gorras, cintas y mochilas.
La misa de agradecimiento por la canonización de Wojtyla fue presidida por el cardenal Angelo Comastri y comenzó con un saludo inicial del cardenal Stanislao Dziwisz, arzobispo de Cracovia y secretario personal de Juan Pablo II por casi 40 años.
Para Comastri, ha sido un obsequio necesario la canonización del papa Wojtyla, el “Papa de la familia” en un momento en el cual, dijo, “la familia es agredida o amenazada” . El cardenal también recordó la “defensa de la vida humana” en el centro de la predicación y la acción de Juan Palo II, y citó frases del papa Wojtyla en defensa de la vida, incluido el
“grito de Agrigento” contra la mafia y las “palabras verdaderas, santas, actuales” de Juan Pablo II en el intento valiente de evitar la guerra del Golfo.
En el saludo inicial a los fieles reunidos en la plaza fue confiado al arzobispo de Cracovia, Stanislao Dziwisz, quien dijo que “el hijo de la tierra polaca, el papa de la Divina Misericordia aplicó las decisiones del Concilio y también introdujo a la Iglesia en el tercer milenio de la fe cristiana” . El cardenal Dziwisz concluyó recordando que para Wojtyla Italia “se volvió una segunda patria. Hoy, seguramente, dijo, Juan Pablo II la bendice desde lo alto, como también bendice a Polonia y al mundo entero. Todas estas naciones encontraron un lugar en su corazón. En su corazón encontraron un lugar todas las naciones, las culturas, las lenguas” .