Los aeropuertos europeos comenzaron a retomar sus actividades lentamente ayer, tras interrumpir por cinco días los vuelos debido a una gigantesca nube de ceniza. Pero algunos países fueron más cautelosos luego de informes sobre una posible nueva nube en camino.
La incertidumbre y el patrón irregular del espacio aéreo navegable podría durar mientras el volcán islandés siga lanzando cenizas al cielo y los economistas comienzan a modelar el impacto económico a largo plazo.
La última vez, el volcán se mantuvo en erupción por más de un año. Sin embargo, hubo un gran estímulo para los viajeros y los vuelos de carga cuando Gran Bretaña, un importante centro aéreo internacional además de un concurrido destino, dijo que reabrirá su espacio aéreo en horas.
La reapertura gradual le ofreció a los pasajeros varados un alivio tras días de frustración, desde que se impusieron las zonas de prohibición de volar el jueves 15.
La agencia de control de aviación europea (Eurocontrol) indicó ayer que se esperaba que cerca de la mitad del tráfico de Europa funcionara, unos 14 000 vuelos.
Air France informó que planeaba cumplir completo su largo programa de vuelos de hoy, pese a que viajes en zonas del norte de Europa seguirían suspendidos.
Alemania mantuvo su espacio aéreo cerrado, con algunas excepciones. Gran Bretaña envió un buque al norte de España para recoger a unos 300 británicos varados. La isla informó que utilizaría a Madrid como un punto de conexión al que puedan volar ciudadanos británicos varados fuera de Europa, y se enviarían más de 100 autobuses para llevarlos a puertos de la costa.
La Unión Europea, que el lunes alcanzó un acuerdo para aliviar las restricciones de vuelo bajo la presión de las aerolíneas que pierden USD 250 millones diarios, reconoció que el progreso era lento. “Sabemos que aún hay muchos problemas para los pasajeros en tierra”, declaró la portavoz de la Comisión Europea Helen Kearns. “Nos enfrentamos ante una crisis sin precedentes. Las alteraciones continuarán durante la semana”.
El impacto económico de la nube, que ya afecta partes de la cadena de suministros, aumentaría fuertemente si los viajes aéreos son alterados por una segunda semana, lo que complicaría la frágil recuperación de la recesión global. PriceWaterhouseCoopers estimó que una semana de interrupción podría destruir cerca del 0,025-0,05% del PIB británico, lo que se repetiría en otros países europeos.
La Asociación de Aerolíneas Europeas aclaró que algunas compañías estarían fuera del negocio en el próximo par de semanas. Los vuelos humanitarios también se vieron afectados. Una campaña de inmunización contra la polio en el oeste de África debió ser pospuesta debido a que las vacunas están varadas en aeropuertos alemanes y franceses.
“Estas vacunas deben mantenerse frías y, si esta situación se mantiene, deberían ser enviadas de vuelta a los fabricantes para asegurar que son preservadas”, señaló Martin Dawes, del Unicef.
Ayer, la ceniza de la erupción se hallaba a una menor altura, lo que fue visto como una buena noticia para Europa, aunque los fuertes vientos en niveles más altos hacían que las condiciones fueran indefinidas. El aeropuerto londinense de Heathrow volvió a abrir sobre las 21:00 GMT.