El James Bond moderno ya no lleva esmoquin ni se ve envuelto en espectaculares persecuciones. Los espías del siglo XXI pasan más bien el tiempo sentados delante de una computadora, según se desprende del último caso de “ciberespionaje” denunciado por la multinacional Google.
¿Qué hacían hackers en los buzones privados de correo Google de altos funcionarios gubernamentales de Estados Unidos, disidentes chinos, periodistas, militares y mandatarios asiáticos? ¿Se trataba de delincuentes comunes que buscaban los datos de tarjetas de crédito o de espías que intentaban dar con importantes secretos políticos? Los recientes ataques descubiertos por Google plantean todavía muchos interrogantes.
Una primera pista conduce sin embargo a Jinan, en el este de China, en concreto a un instituto informático al que se le suponen vínculos con el Ejército Popular de Liberación del país asiático. La Oficina Federal de Investigación (FBI) investiga ya el caso y el propio Departamento de Seguridad Nacional ha tomado cartas en el asunto.
La declaración de un portavoz gubernamental chino negando que el ataque se haya originado en su país le ha dado a todo además una nueva dimensión política. Estados Unidos parece hacer frente estos días a una ola de ciberataques. Hace unos días desconocidos intentaron colarse en las computadoras del fabricante de armamento Lockheed Martin, algo comparable a un ataque contra las propias Fuerzas Armadas. Lockheed es el principal proveedor militar de la superpotencia norteamericana, para la que produce entre otros los jets de combate F-16 y F-22.
La Casa Blanca consideró entre bastidores inmediatamente la posibilidad de que fuera un ataque de China, Rusia u otra potencia extranjera. La desconfianza es grande sobre todo frente a Pekín. Google y otras importantes multinacionales estadounidenses fueron ya objetivo de presuntos hackers chinos a finales de 2009. Hasta ahora no se pueden encontrar pruebas, pero las pocas pistas electrónicas conducen una y otra vez al gigante asiático.
El gobierno de Pekín se ha visto forzado en varias ocasiones a negar su implicación. ¿Qué interés podría tener un gobierno extranjero en hurgar en buzones de correo privados?
La experta Mila Parkour cita posibles motivos: varios usuarios reenvían e-mails de trabajo a sus direcciones privadas. Y éstas suelen estar peor protegidas que los buzones en el sistema de la firma. “En casa se leen además en una atmósfera más relajada”, dice Parkour. Los usuarios están así menos atentos.
La experta había advertido sobre el ataque que acaba de saltar al foco público ya el 17 de febrero en su blog “Contagio Malware Dump”. El gobierno estadounidense tuvo tiempo para reaccionar, una oportunidad que aparentemente no dejó escapar. Según el “Wall Street Journal”, el Pentágono ya ha elaborado una nueva estrategia de defensa.
El plan prevé que Estados Unidos pueda responder a ciberataques de países extranjeros en situaciones extremas incluso con armamento convencional. Ello daría una nueva connotación al concepto de la “ciberguerra”.