La embajadora de Estados Unidos en El Salvador, Mari Carmen Aponte, expresó hoy 24 de abril, que su país “seguirá de cerca” la propuesta de diálogo por la pacificación lanzada el miércoles, que implica que la sociedad civil dialogue con las pandillas con la facilitación del gobierno.
La diplomática negó que Estados Unidos se involucre en este proceso, que busca retomar la tregua alcanzada por el liderazgo de las pandillas MS13 y Barrio en marzo de 2012 y que posibilitó la disminución de los homicidios de 14 a 5,5 por día.
Aponte manifestó que esta iniciativa no cambiará la estrategia de seguridad que Washington pretende seguir en El Salvador, basada en planes de prevención de la violencia para impedir que jóvenes en comunidades conflictivas ingresen a las pandillas.
El ministro de Seguridad, Ricardo Perdomo, sostuvo el miércoles una reunión con líderes religiosos y pretende en los próximos días dialogar con otros sectores. Según el funcionario, el plan de pacificación del gobierno no contempla una negociación con las pandillas, sino facilitar el trabajo de los representantes de la sociedad civil para dialogar con estos grupos criminales.
Una propuesta similar fue lanzada el martes por el sacerdote católico Fabio Colindres y el ex combatiente insurgente Raúl Mijango, quienes fungieron como mediadores de la tregua entre pandillas.
Ambos solicitaron al presidente electo, Salvador Sánchez Cerén, que facilite la reanudación del diálogo con las pandillas y retome iniciativas como los “municipios libres de violencia“, que pretendían llevar el acuerdo entre pandillas a los 262 municipios de El Salvador.
No obstante, el vicepresidente electo Oscar Ortiz sostuvo el miércoles que respetarán y acompañarán los esfuerzos que el actual gobierno implemente, pero que a partir del 1 de junio, día en que tomarán posesión las nuevas autoridades, revelarán su propia estrategia de seguridad.
Las propuestas surgen también en momentos que la policía ha confirmado más de 70 ataques contra agentes del orden en lo que va del año. Además, un informe de Naciones Unidas sitúa a El Salvador como el cuarto país más violento del mundo, con una tasa de homicidios de más de 40 por cada 100 000 habitantes.