El Gobierno francés adoptó ayer un impopular proyecto de ley para elevar la edad de jubilación. El ministro de Trabajo, Eric Woerth, presentó al Gabinete presidencial la controvertida reforma.
El presidente Nicolás Sarkozy dijo que estaba decidido a aprobar el plan que eleva la edad de jubilación desde los 60 años actuales hasta los 62. También prevé la contribución de los funcionarios públicos al fondo de pensiones y que los franceses trabajen más para lograr la pensión completa pese a las protestas previstas para septiembre.
La reforma es esencial para reducir el déficit público y la deuda nacional y evitar que Francia entre en una espiral de deuda similar a la de Grecia y Portugal, declaró Sarkozy.
Mientras, Woerth anunció ayer que abandonará el cargo de tesorero del partido gubernamental, la UPM, tras el escándalo en que se vio involucrado las últimas semanas.
Fue acusado por una ex contable de Liliane Bettencourt -heredera de L’Oreal y una de las mayores fortunas de Francia- de haber aceptado donaciones para su partido.