A cinco meses de regresar a la Casa Blanca, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, enfrenta un dilema estratégico: intervenir militarmente en Irán o mantenerse fuera del conflicto en Oriente Medio.
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La noticia fue difundida por El Tiempo de Colombia, que detalla cómo Trump, que ha criticado durante años las guerras de Irak y Afganistán, ahora evalúa una posible ofensiva directa en respuesta al programa nuclear iraní.
El punto más sensible es Fordo, una instalación de enriquecimiento de uranio oculta bajo 80 metros de roca en la ciudad de Qom.
Según El Tiempo de Bogotá, la única arma capaz de penetrar esa profundidad es la GBU-57, conocida como “la mamá de todas las bombas”, un artefacto de 13 600 kg nunca antes utilizado en combate.
Una bomba que solo EE.UU. puede usar
La GBU-57 solo puede ser lanzada desde un bombardero B-2, aeronave que no está en el arsenal de Israel. Por ello, si Fordo va a ser atacado, solo EE.UU. puede hacerlo, reveló El Tiempo de Bogotá.
El conflicto se agrava tras los recientes ataques israelíes en Irán y las amenazas cruzadas entre Trump y el líder supremo iraní, Alí Jamenei. El mandatario republicano declaró que, aunque “de momento” no ejecutará un ataque para “decapitar” al ayatolá, no descarta acciones futuras si fracasa la diplomacia.
Sin embargo, la opción militar divide a la opinión pública estadounidense. Una encuesta de YouGov señala que el 60% de los ciudadanos rechaza una intervención, al igual que el 53% de los republicanos.
Mientras halcones como el senador Lindsey Graham presionan por un ataque “total”, otras voces del partido, como Tucker Carlson, defienden una posición aislacionista: “Israel debe pelear sus propias guerras”, dijo esta semana.
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