Cientos participan en la marcha denominada “Nada está normal” el 18 de agosto de 2018, en Managua (Nicaragua). Foto: EFE
El Gobierno de Costa Rica fortalece los controles migratorios en varios puntos del país y en especial en la zona fronteriza con Nicaragua, ante la creciente llegada de inmigrantes de la vecina nación que escapan de la represión y la crisis política, informaron hoy, lunes 20 de agosto, fuentes oficiales.
Las acciones migratorias se reforzarán con el envío de 98 efectivos que se sumarán a los agentes migratorios destacados en puntos limítrofes, como Tablillas, los Chiles, Upala y Peñas Blancas, entre otros, informó la Dirección General de Migración y Extranjería, en un comunicado. “Adicionalmente estamos requiriendo 189 oficiales de Migración que ayudarán a fortalecer los controles migratorios en todo el país”, dijo la directora del sector, Raquel Vargas.
El fortalecimiento de los controles y de la atención a migrantes se produce tras una marcha organizada el sábado por un grupo de costarricenses en la capital, San José, contra la presencia de inmigrantes nicaragüenses.
Al menos 23 000 de estas personas se trasladaron a Costa Rica en busca de refugio, tras la crisis política que se vive en Nicaragua desde mediados de abril, con el estallido de marchas y bloqueos de carreteras contra el Gobierno de Daniel Ortega. La acción de la policía y grupos parapoliciales para contener las protestas antigubernamentales ha dejado un saldo de más de 450 muertos, según ONG’s independientes, más de 2.500 heridos y decenas de detenidos y desaparecidos, según los sectores opositores.
El ministro de Seguridad Pública, Michael Soto, llamó a los costarricenses a hacer caso omiso a llamados a nuevas manifestaciones en contra de los inmigrantes nicaragüenses, que vienen circulando en las redes sociales. No descartó que haya “influencia externa” en estos llamados pero aún no ha informado si ha recopilado pruebas de lo anterior.
El fin de semana, Soto no descartó la presencia de “infiltrados” del Gobierno de Ortega en los disturbios ocurridos el sábado. El Gobierno de Costa Rica ha sido un duro crítico y denunciante de la violación de derechos humanos por parte del Gobierno nicaragüense. La marcha del sábado culminó con agresiones a inmigrantes, transeúntes de la capital y contra la misma policía.
Las redes sociales también contienen decenas de manifestaciones de rechazo a las expresiones xenofóbicas y de solidaridad con los inmigrantes nicaragüenses.
Soto dijo que el Parque de la Merced, ubicado en pleno corazón de San José, y desde hace varias décadas sitio de reunión de los nicaragüenses que residen en el país, fue reabierto bajo vigilancia policial este lunes tras ser cerrado temporalmente el sábado luego de la arremetida de los manifestantes contra la inmigración.
El domingo, el presidente Carlos Alvarado llamó a los costarricenses a mantener la calma y a no caer en las “incitaciones al odio”. Las manifestaciones xenofóbicas se acrecentaron en las últimas dos semanas en redes sociales, luego del asesinato de una turista española en el Caribe de Costa Rica, y en el cual es involucrado por la policía un nicaragüense actualmente detenido.
Costa Rica ha sido tradicionalmente un país receptor de inmigrantes y refugiados de otros países, especialmente de nicaragüenses. A raíz de los conflictos internos sufridos por Nicaragua en la década de 1970 y 1980, y de la falta de fuentes de trabajo, Costa Rica ha llegado a albergar en determinados momentos hasta más de 500 000 nicaragüenses, el equivalente a casi un diez por ciento de su población.
Estas personas se han convertido al mismo tiempo en un importante parámetro para la economía costarricense, pues aportan mano de obra en el levantamiento de cosechas como piña, banano, café, así como en servicios domésticos, seguridad privada y construcción, entre otras áreas.
En Costa Rica residen también varios miles de colombianos y venezolanos, que han emigrado por las situaciones de violencia en esos países. Entre 2015 y 2016, el país enfrentó una oleada migratoria con el arribo primero de 8.000 cubanos, y luego de unos 20 000 haitianos, y africanos y asiáticos, cuyo destino final era Estados Unidos.
Un estudio de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), a la que Costa Rica aspira formar parte, determinó que los inmigrantes, en especial nicaragüenses, aportan 12 por ciento del Producto Interno Bruto de este país, que es de aproximadamente 80 000 millones de dólares.
Las manifestaciones de xenofobia en Costa Rica se producen en una situación compleja que vive el país, con un incremento de la criminalidad y la violencia callejera, la penetración del narcotráfico, un angustiante déficit fiscal y una lucha del Gobierno por aprobar un paquete de impuestos, que es adversado por sindicatos y organizaciones populares al considerarlo lesivo para la clase trabajadora.