Casi 200 países aprobaron el 6 de noviembre debatir la idea de un fondo de daños y pérdidas por el cambio climático, al inicio de la conferencia anual del clima, dominada por la preocupación ante los fenómenos meteorológicos extremos.
En la primera reunión plenaria del evento, que arrancó el domingo 6 de octubre en la ciudad egipcia de Sharm El-Sheikh, las partes acordaron incluir este asunto como uno de los puntos a resolver. Se trata de la primera vez desde la adopción de la convención climática de las Naciones Unidas y el inicio de las conferencias climáticas.
“Hemos sufrido a lo largo de este año acontecimientos (meteorológicos) dolorosos. Todos estos episodios representan una lección que debe ser aprendida”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores egipcio, Sameh Shukri, al asumir la Presidencia de la conferencia.
La idea de un fondo mundial de ‘daños y pérdidas’ es una vieja exigencia de los países pobres y en desarrollo, los más afectados por el calentamiento del planeta. Tras años de forcejeo, los países ricos accedieron a iniciar un ‘diálogo’ sobre el espinoso asunto en la COP del 2021, en Glasgow.
Ese ‘diálogo’, que ahora forma parte de la agencia oficial en Sharm el-Sheij, tiene por delante aún dos años. En 2024 deberá tomarse una decisión definitiva.
¿A cuánto asciende?
En juego están posiblemente centenares de miles de millones de dólares. Tan solo las recientes inundaciones que sufrió Pakistán este año supusieron pérdidas de unos USD 30 000 millones, según cálculos del Banco Mundial.
Más globalmente, las pérdidas y daños en las regiones más vulnerables de Asia, Latinoamérica, África y Oriente Medio podrían sumar entre USD 290 000 y USD 580 000 millones en 2030, y hasta USD 1,8 billones en 2050, según un estudio del centro de análisis Springer Open.
Sin embargo, Shukri hizo una aclaración importante, al afirmar que “los resultados de este punto de la agenda se basarán en la cooperación y la facilitación, y no implicarán responsabilidad o compensación”.
Acuerdos incumplidos
Las Naciones Unidas quiere que la COP27 sea una conferencia de ‘implementación’ de acuerdos ya pasados, que habitualmente son incumplidos por la gran mayoría de países miembros. Además de los ‘daños y pérdidas’, hay otro gran fondo que ya fue aprobado, y cuyo cumplimiento lleva un retraso de dos años.
Los países pobres deberían recibir anualmente USD 100 000 millones para facilitar medidas de mitigación ante el cambio climático, y de adaptación (construcción de diques, inversión en fuentes de energía renovables, entre otros).
Pero las distancias entre países ricos y pobres son considerables en todos estos temas.
De los USD 100 000 millones anuales faltan unos USD 17 000 millones. Y la gran mayoría del dinero llegó en forma de préstamos, lamentó el ministro egipcio. “No podemos permitirnos seguir de esta manera”, advirtió.
Además de toda la batalla financiera, los asistentes a la COP deben examinar cómo han cumplido con su promesa de aumentar sus cuotas de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero hasta ahora, menos de 30 países han anunciado compromisos más exigentes.
Las emisiones de CO2 deberían bajar en un 45% de aquí a 2030 para mantener una mínima esperanza de que el calentamiento del planeta se limite a +1,5º C, que era el objetivo más ambicioso de la COP21 de París. Pero al ritmo actual, el mundo se encamina como mínimo a un aumento de la temperatura media de 2,4ºC, incluso del 2,8º, según los modelos más alarmistas.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) aprovechó el inicio de la COP27 para lanzar un inquietante nuevo informe, que alerta que los últimos ocho años han sido los más cálidos de la historia.
Mientras, la Organización de países exportadores de petróleo (OPEP) calculó esta semana que la demanda de crudo crecerá hasta 2035, particularmente en los países en vías de desarrollo. La COP27 se celebrará hasta el día 18 en Sharm el Sheij y se espera a 40 000 asistentes.
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