Carlos García es un talento entre los fogones

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Andreína Martínez Santiso, El Nacional de Caracas / GDA
A primera vista pareciera que Carlos García es tímido, que preferiría estar alejado de las cámaras de televisión antes que enfrentarse a esa exigente experiencia. Pero como en la vida es necesario superar los retos y los miedos, el chef se propuso tener un espacio en la pantalla después de conocer el año pasado a la cocinera argentina Narda Lepes en Mistura, la mayor feria gastronómica de Latinoamérica que se celebra en Perú.
Con el espaldarazo de la presentadora de Utilísima, el venezolano se animó a formar parte de la segunda temporada de Puro Chef, un proyecto del canal por suscripción en el que ocho cocineros del continente comparten sus conocimientos gastronómicos. Se trasladó en noviembre a Buenos Aires donde se grabaron los 60 episodios de la segunda entrega del programa. Comparten micrófonos con García los costarricenses Rafael Calderón y Lorena Velázquez, la dominicana María del Carmen Bonarelli, los colombianos Claudia Saldarriaga y Juan Manuel Barrientos, la guatemalteca Mirciny Moliviatis y el mexicano Francisco Méndez.
García reconoce que fueron duras las grabaciones de los primeros capítulos. “Era algo distinto, que no conocía. Nunca me había planteado algo parecido a trabajar delante de unas cámaras. Cuando veía los programas del mismo corte pensaba que cocinar en televisión no era difícil. Pero una vez que estás en el estudio te das cuenta del enorme estrés y la presión que sientes”. En el primer episodio en el que participa prepara un asado negro. Sus nervios son evidentes ante la fluidez de sus compañeros. Pero a medida que transcurre el capítulo, García adquiere más confianza.
Una desenvoltura que resulta familiar para los comensales de su restaurante Alto, que está ubicado en Los Palos Grandes, pues solo un vidrio separa la cocina del comedor en el local y siempre pueden verlo mientras hace delicias con su arte. “Me sentía ansioso porque tenía que grabar en dos o tres minutos lo que cocino durante todo un día. Además, tienes que reír y presentar todo como si fuera maravilloso. Quise poner en alto la cocina venezolana”, recuerda.
Tanto en el programa como en el restaurante, el miembro de la Asociación Venezuela Gastronómica destaca no solo por su altura, sino por su talento. Con la humildad y la amplia sonrisa que lo caracteriza, el chef considera que lo mejor de la producción de Utilísima fue compartir con los demás cocineros. “El grupo era muy chévere, convivimos durante tres semanas y media e hicimos amistad. Después de las grabaciones salíamos a conocer la ciudad argentina.
En una oportunidad viajamos ida y vuelta a Uruguay”, relata el chef después de hacer una demostración de un plato de ‘Vuelve a la vida’ en la terraza de su restaurante.
Como todo en su cocina, tiene un sello diferente a los que se consiguen en las playas venezolanas: le coloca un sorbete de toronja para que le dé un sabor amargo a los mariscos. La polvorosa de pollo y las arepas en varias versiones son algunas de las 12 preparaciones que García realizó en la producción. Puro Chef se divide en dos bloques principales, en los que dos de los participantes cocinan un plato de su país. Después de que los presentan, el resto de los chefs los prueban e intercambian opiniones: si les gusta, cómo son los sabores y si son parecidos a lo que hacen en sus naciones. De los platillos que prepararon sus compañeros en el programa, al chef le gustaron unas costillas marinadas con ajíes que hicieron los mexicanos y los guisos de la cocina de Guatemala. “Es maravilloso ese intercambio, conocer nuevos ingredientes y aromas. Descubrí también una línea de sabores similares, pero que son usados de manera distinta en otros países del continente”.