Argentina y Uruguay avanzaron ayer en el compromiso de lograr acuerdos energéticos y normas conjuntas fronterizas, en una reunión donde revivieron planes bilaterales que estaban dormidos por un conflicto ambiental.
La evaluación de una planta conjunta de regasificación en Montevideo para ayudar a solventar una carencia de energía y la definición del monitoreo de la calidad de las aguas del río Uruguay, centro de un diferendo dirimido en el Tribunal de La Haya, quedaron como tareas para una cita en dos meses más.
El encuentro entre el presidente uruguayo, José Mujica, y su par de Argentina, Cristina Fernández, con sus ministros, fue celebrado en Colonia, a 177 km al oeste de Montevideo, poco más de un mes después de comprometerse a recomponer los lazos afectados. “Nuestras relaciones estaban bastante congeladas”, afirmó Mujica en una conferencia de prensa conjunta.
El vínculo entre los países vecinos se deterioró años atrás debido a un conflicto ambiental por la instalación de una fábrica de celulosa en el lado uruguayo de un río limítrofe.
La construcción de la planta, que funciona desde el 2007, disparó un bloqueo a un puente internacional por parte de ambientalistas y una denuncia argentina en La Haya por incumplimiento de Uruguay de un tratado al autorizar la instalación de la fábrica sin consultarle.
El Tribunal dictaminó que Uruguay violó artículos del tratado, pero permitió a la fábrica continuar funcionando pues no encontró elementos para probar la contaminación.
Los mandatarios dijeron que en 60 días volverán a encontrarse y tendrán definida la monitorización conjunta de la calidad de las aguas del río compartido, lo que podría eventualmente ayudar a la finalización de la protesta. “Como lo que nos importa es la contaminación o no contaminación del río, hay que monitorear (la planta que construyó la empresa finlandesa) Botnia pero también hay que monitorear la totalidad del río”, aseguró Fernández.