América Latina tiene que concentrarse en erradicar el crimen organizado si quiere ganar la batalla a la corrupción, advirtieron hoy analistas de Transparencia Internacional (TI) tras la publicación de su ya tradicional Índice de Percepción de la Corrupción. “No se trata sólo del narcotráfico.
Si uno echa un vistazo rápido al mapa de la región encuentra tráfico humano, de armas, contrabando, etc.”, indicó en una entrevista con dpa en Berlín Alejandro Salas, responsable del departamento de las Américas de TI. “Para operar, esas mafias necesitan debilitar las instituciones del Estado.
Si lo consiguen, pueden moverse con total libertad y colocar sus mercancías ilegales donde deseen”, agregó.
Según explicó, el crimen organizado se encarga de que el país en el que quiere operar cuente con una policía débil y fácil de corromper, con un sistema legislativo del que sus colaboradores puedan salir rápidamente impunes y de forjarse una importante red de “amigos” en aduanas, aeropuertos y todos los puestos de control. “Si los poderes públicos y las instituciones del Estado son fuertes y sólidos, el crimen organizado no se puede mover. Eso lo saben muy bien”, agregó.
Por ello, Salas llamó a “los gobiernos latinoamericanos que han incluido en su agenda la lucha contra la corrupción” a “tener muy en cuenta” esas redes y a emprender una lucha efectiva contra ellas.
Afirmó por otro lado que en el Índice 2011 publicado hoy “no se aprecian cambios significativos” respecto al año pasado en el conjunto de América Latina, pero alertó de que en la región no se están dando todos los cambios necesarios y animó a sus gobiernos a trabajar para no quedar “estancados” en la segunda mitad de la tabla.
En la lista de los 183 países estudiados por la organización no gubernamental, Haití ocupa el peor puesto entre los latinoamericanos, el 175, con 1,8 puntos en una escala de 1 a 10 (entre la percepción de muy corrupto a la ausencia de corrupción).
Lo sigue Venezuela, último en 2010, que cae al 172 con 1,9 enteros. En opinión de Salas, estos dos países carecen de una institucionalidad sólida que los proteja. “No se trata de países ricos o pobres, ni del signo de su gobierno, subrayó. “En Venezuela, un país rico en recursos, por ejemplo, es sólo un tema de institucionalidad”.
Chile y Uruguay, por el contrario, ocupan los mejores lugares aunque Salas advierte que no tienen que sentirse “ya triunfalistas”, sino ponerse “metas más altas”. Chile arrebató el puesto 22 a Estados Unidos, que cae al 24, y Uruguay se situó en el 25, como Francia.
Ambos sobrepasaron a países europeos como España, en el 31, Portugal, en el 32, Italia, en el 69, o Grecia, hundido en el 80. Argentina consiguió pasar del puesto 105 al 100 con 3 puntos, pero sigue en la segunda mitad de la tabla, y Cuba subió del 69 al 61. Por el contrario, Brasil se hundió del lugar 69 al 73, con 3,8 enteros, y México, del 98 al 100, con 3. La caída de Panamá aún fue mayor: del 73 al 86, con 3,3.
Junto a Haití y Venezuela, ocupan los peores puestos Paraguay (154), Nicaragua (134), Honduras y la República Dominicana (129) y Guatemala (120).
Comparten la posición 80 Colombia y Perú, que retroceden desde la 78 de 2010, y El Salvador. En Puerto Rico y Costa Rica existe una percepción de la corrupción mucho menor: se ubican en los puestos 39 y 50 respectivamente.