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La muerte del dictador de Ruanda generó la guerra civil

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El dictador de Ruanda, Juvenal Habyarimana, falleció en un accidente aéreo sobre Kigali. Eso ocurrió el 3 abril de l994. Su muerte desató una ola de violencia étnica en contra de los tutsi y los opositores al Régimen. Pero había indicios de que el asesinato había sido planeado y orquestado por un hutu de línea dura que se oponía a todo arreglo con la etnia tutsi.

A raíz del asesinato del Jefe de Estado, cerca de 500 000 tutsi fueron masacrados por los paramilitares y el ejército regular. El genocidio se había consumado. Lo que provocó el reinicio de la guerra civil entre los sucesores de Habyarimana y el Frente Patriótico Ruandés (FPR). En julio de 1994, el FPR gradualmente tomó el control del país e instaló un gobierno nuevo de unidad nacional, liderado por un presidente hutu moderado y un primer ministro.

Tras la instalación del nuevo Gobierno, en un período de 48 horas, más de 1 millón de ruandeses, la mayor parte hutu, cruzaron la frontera y se instalaron en Zaire. Para agosto ya eran cerca de 4 millones los que habían salido del país escapando de la guerra civil. El FPR intentó inútilmente que los refugiados regresaran a casa.

En noviembre de 1994, el Consejo de Seguridad de la ONU votó para crear un tribunal internacional para procesar a los que planearon y orquestaron el genocidio en Ruanda en contra de la población tutsi, reacción que llegó tarde ante el genocidio cometido.

Para abril de 1995 finalmente cientos de miles de tutsi que habían huido a países vecinos durante las masacres regresaron a Ruanda, lo que creó un problema por la falta vivienda y alimentación existente. Por lo que el Gobierno ruandés decidió crear albergues, donde debido a las condiciones deplorables, se propició revueltas derivadas del descontento de los refugiados.

Para detener las revueltas el Régimen reprimió brutalmente a los amotinados, dejando un saldo de 2 000 muertos. El Gobierno culpaba de la masacre a los adeptos a Habyarimana de infiltrarse en los campamentos para propiciar la rebelión.