La noche del martes 17 de diciembre de 1996, miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) irrumpieron en la residencia del embajador japonés, Morihisa Aoki, en Lima. 14 guerrilleros tomaron como rehenes a 250 invitados, entre ellos a los cancilleres de Perú, Brasil, Cuba y Bolivia.
Más tarde, un representante de MRTA habló a Radioprogramas de Perú asegurando que liberaría a algunos rehenes después de hablar con alguna autoridad peruana. En el anuncio también se le concedió la palabra al embajador Aoki, quien afirmó que se encontraba bien de salud y pidió a los policías no disparar. Alrededor de las 23:00 de ese martes se liberaron algunos rehenes, entre ellos la madre del presidente Alberto Fujimori.
El dirigente y creador intelectual del atentado fue Néstor Cerpa, de quien, se cree, manejaba todas las acciones desde algún lugar de Chile o desde la selva peruana. Cerpa, sin embargo, no dio ninguna declaración en la que asuma su responsabilidad.
Varios países mostraron su preocupación por la vida de los rehenes y se reunieron en Brasilia para intercambiar información sobre los prisioneros de sus países. Sin embargo, Estados Unidos afirmó que no es conveniente que se realicen negociaciones con los guerrilleros del MRTA. Palabras a las que se unió el mandatario Fujimori quien dijo, después de varias e inútiles negociaciones, que no tratará más con el grupo terrorista, pues creía poder encontrar una fórmula para garantizar la vida de los rehenes.
Aunque se contaba con escasa información sobre las personas que estaban en cautiverio, la Dirección Nacional contra el Terrorismo de Perú dijo que los rehenes son, en su mayoría, jóvenes de entre 25 y 30 años. Tras ser mantenidos como rehenes por 125 días, los 72 restantes fueron liberados el 22 de abril de 1997 en una incursión de comandos de las Fuerzas Armadas, durante la cual murieron un rehén, dos comandos y todos los militantes del MRTA. La operación tuvo atención mediática en todo el mundo.