Ni un cabo suelto más. El mensaje inscrito en una tela amarilla, como una etiqueta para redes sociales, llamó la atención sobre un problema de contaminación de los mares. El monumento al mono capuchino en Guayaquil apareció enredado por cabos de pesca este miércoles, 8 de junio del 2022, por el Día Mundial de los Océanos.
Cabos de color verde rodearon el cuello y las patas del mono, ubicado en el ingreso a los tuneles del cerro del Carmen en el ingreso al centro de Guayaquil. Y la intervención sorprendió a transeúntes y conductores en ese sector de la avenida Pedro Menéndez.
Estudiantes de la Universidad Casa Grande, del proyecto Colectivo Cabos y Mingas por el Mar buscan crear conciencia con la iniciativa. Pues los cabos de pesca mal desechados provocan daños a la flora y fauna marítima.
Hasta un millón de toneladas de artes de pesca se pierden cada año en los mares del mundo, explicó Cecilia Torres, directora de la Fundación Mingas por el Mar. “En lo recolectado en las limpiezas a orilla de playa ecuatorianas en 2021, los cabos de pesca representan el 27% de desechos”, apuntó a través de un comunicado.
Cabos reciclables
Sergio Moraga, cofundador de Colectivo Cabos, indicó que estas cuerdas desechadas en los océanos son reciclables. “Estamos articulando e impulsando un modelo de economía circular, inclusiva y local para revalorizar los cabos de pesca descartados, convirtiéndolos en un nuevo insumo de fabricación”, apuntó.
El proyecto incluye tanto a cooperativas de pescadores artesanales, como a ONGs, empresas públicas y privadas. “Es un problema que muchas veces no vemos, pero que sin embargo está allí matando y dañando la fauna“, dijo Moroga. “La idea es visibilizar y transmitir el mensaje: ni un solo cabo suelto más”.
Las cuerdas y cabos utilizados en la intervención se recogieron en mingas de pesca en General Villamil Playas (Guayas), y el colectivo retirará el material colocado en el monumento al mono capuchino. Ese material será destinado a reciclaje.