El pasado 25 de marzo del 2021 monseñor Julio Parrilla presentó su renuncia a la Diócesis de Riobamba. Foto: archivo / EL COMERCIO
Cuando un obispo cumple 75 años debe presentar su renuncia al Papa. Así lo establece el Código del Derecho Canónigo. Y eso fue lo que hizo, el pasado 25 de marzo del 2021, monseñor Julio Parrilla, quien estuvo al frente de la Diócesis de Riobamba.
Esa aceptación desde el Vaticano se hizo pública este miércoles, 28 de abril del 2021, al mismo tiempo se dio a conocer el nombramiento del administrador apostólico que dirigirá la Diócesis vacante, monseñor José Piedra, exobispo auxiliar de Cuenca.
Solo cuando se tome posesión del cargo, Parrilla entrará en el colectivo de los jubilados, de tal manera que “me toca jubilarme y agradecer a Dios por el trabajo y la vida de todos estos más de 30 en Ecuador y tratar de vivir una última etapa de mi vida en paz”.
En principio, Parrilla regresará a España, su país de origen; también tiene ciudadanía ecuatoriana. Se marchará, dijo, para hacer dos cosas. Una, recibir atención médica adecuada de su estado de salud (diabetes, por ejemplo). Dos, dedicar un poco de atención a su familia. También se inclinará a la predicación y al ejercicio de la caridad.
Tras la aceptación de su renuncia, a monseñor Parrilla le han caído algunos señalamientos sobre una supuesta “mala gobernanza y flaqueza moral en la Diócesis”, a lo que responde que “una golondrina no hace verano, cualquiera es muy libre de decir lo que quiera, pero he trabajado por muchos años al servicio de los más empobrecidos”.
Lo hizo por medio de Cáritas Ecuador y, agrega, nadie reprochó su gestión y tampoco en la Diócesis. Por eso se siente satisfecho del trabajo realizado, aunque no dice que fuera fácil, pero “las acusaciones de mal manejo de dinero u otros temas de poca calidad moral son temas que hay que saber respaldarlos”.
Asegura que jamás ha tenido ningún tipo de acusación civil ni canónica. Además, apunta, jamás el Vaticano hubiese consentido que un obispo continuara en activo con acusaciones semejantes, “una cosa es acusar y otra, muy distinta, es probar”.
Y como todo es falso, admite tener la conciencia tranquila y su corazón está en paz. Es más, agrega que mucha gente que ha trabajado con él sabe que el dinero no es una de sus debilidades, nunca necesitó más dinero del que una persona pudiera requerir para vivir con dignidad.
Sí le duele, admite, que personas sin escrúpulos puedan decir esas barbaridades con tal de destruir el buen nombre del otro. Apunta que cuando la ideología está por encima de la fe y la compasión, deja de ser cristiana.
Monseñor Luis Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), también se refiere a esos señalamientos que fueron recogidos por la agencia de noticias The Associated Press, y emitió una carta al respecto de la renuncia de Parrilla.
Recuerda que todos los obispos cuando van a cumplir 75 años, con seis meses de anticipación, presentan la carta pidiendo al Papa que le releve de ese cargo. Eso se llama la renuncia y lo establece el Derecho Canónigo.
El Papa nombró a monseñor Gerardo Nieves, de 53, como el reemplazo de Parrilla, pero él, agrega monseñor Cabrera, “después de considerar algunos asuntos presentó su renuncia y el Papa lo aceptó”.
De tal forma que es un proceso normal, no “porque hubo situaciones irregulares”. Menos aquellas que “atenten con la dignidad personal o bienes de la Diócesis”.
También cuenta que Parrilla “ha actuado ceñido a la verdad. Es una persona muy honesta y no ha despilfarrado ningún bien. Y está muy sereno, porque quien nada debe, nada teme”.