Pablo Fiallos. Redactor
cine@elcomercio.com
El cine de desastre de Hollywood está obsesionado con destruir a París. Ya sean alienígenas, meteoritos o cohetes, la industria del cine de EE.UU. apunta constantemente a la ‘Ciudad Luz’.
La ficha técnica
Título: ‘G. I. Joe’
Dirección: Stephen Sommers
Guión: Stuart Beattie, David Elliot y Paul Lovett
País: EE.UU.
Año: 2009. Dur.: 118 min.
Género: Acción
Reparto: Dennis Quaid, Ch. Tatum y Sienna Miller
Música: Alan Silvestri
Para los nostálgicos y
seguidores de la serie
Ese no es el único lugar común que repite el nuevo filme de Stephen Sommers, ‘G. I. Joe’, adaptación de la serie de dibujos animados que se popularizó en la televisión en los ochenta.
Como es habitual, en este tipo de producciones los efectos especiales, el diseño de producción, las armas, los vehículos y el vestuario rememoran con precisión a sus originales.
El director logra crear una atmósfera de tensión, en la que el combate cuerpo a cuerpo y las persecuciones se exceden con violencia
en las grandilocuentes secuencias de acción.
Además, la película, al igual que la serie original, funciona como una suerte de reivindicación del héroe americano, que se centra una vez más en el soldado estadounidense.
Si cuando se creó el muñeco que dio origen a la serie animada, la intención era atraer a los chicos con un soldado movible (en oposición a Barbie), el filme de Sommers funciona como una réplica de este intento.
Pues ‘G. I. Joe’ descuida por completo la historia, que termina como una serie de previsibilidades. Y, además, el guión está cargado de frases trilladas y clichés, en la mayoría de sus diálogos y en los chistes sin gracia que recitan sus personajes.
Esta sucesión de fuego cruzado, traiciones y artes marciales, filmada con una cámara que se mueve sin parar, termina en los planos abiertos de una explosiva Sienna Miller. La actriz (la mala del filme) cierra cada secuencia contoneando su bello cuerpo, apretado en un traje de cuero y con un escote pronunciado.
La historia se centra en el nuevo enfrentamiento entre buenos y malos que luchan por recuperar un arma que podría resultar letal para la humanidad.
Pero en la historia no hay nada novedoso ni atractivo. E incluso no hay nada nuevo en los abundantes efectos especiales. Y aunque en esta ocasión la torre Eiffel colapsa estrepitosamente sobre el Sena, más duro cae esta propuesta fílmica, con una puesta en escena demasiado explicativa que deja muy poco y nada a la imaginación.