Redacción Judicial
Los integrantes de la banda utilizan fusiles M16 y vehículos robados; realizan un minucioso trabajo de inteligencia y exhiben dotes histriónicos en sus ataques: no les importa disfrazarse de policías, militares, médicos y hasta enfermos.
Para la Policía, los delincuentes que anteayer dieron el golpe en la puerta del Banco General Rumiñahui son los mismos que en marzo se llevaron USD 300 000 de un vehículo blindado en la av. Colón y Reina Victoria. Luego, en agosto intentaron robar a otro carro de seguridad con USD 2 millones en las inmediaciones del túnel Guayasamín, en Quito.
Pero el atraco de anteayer rompió esquemas: se registró en el interior de una dependencia militar. Tres hombres montaron una escena teatral en el aparcamiento del Hospital Militar de Quito, frente al Banco General Rumiñahui.
“Un hombre en silla de ruedas fingía gestos de dolor en su rostro, como si estuviera enfermo, y sus dos médicos lo revisaban”, narra Héctor E., cuidador de vehículos. Repentinamente, un carro blindado de la empresa de seguridad G4S Wackenhut se estacionó fuera del banco.
El enfermo se levantó de la silla de ruedas y mostró un fusil, que llevaba escondido. Sus médicos, que vestían batas celestes, sacaron pistolas y amedrentaron a los cuatro guardias del blindado que custodiaban el dinero.
Un auto negro Skoda, de placas PDA-5984, y dos motocicletas pasaron la garita militar e ingresaron al estacionamiento. “Yo pensé que eran guardias de seguridad de la empresa”, dice Héctor E. Los tres hombres que iban en las motos vestían el mismo traje negro. “Pero en lugar de atrapar a los delincuentes, los ayudaron”.
Cuatro integrantes de la banda ingresaron al banco y desarmaron a los guardias de seguridad. Luego todos escaparon disparando desde el auto negro.
Ocurrió cerca de las 12:00. Según el cuidador de autos, el estacionamiento, con capacidad para 70 vehículos, se abarrota de lunes a viernes a esa hora; pero el martes apenas había 10 automotores.
La banda no tuvo problemas para reducir a los guardias del blindado. Tuvo a su favor un hecho inaudito: los tres guardias que acompañaban al blindado en otro vehículo no reaccionaron.
Héctor Santacruz, consultor de la empresa de seguridad, ratifica que en ese vehículo de la empresa había tres personas vestidas de civil. “Estaban fuera del hospital. Cuando se percataron del asalto, trataron de seguirlos pero los delincuentes, que se llevaron USD 200 000, les dispararon”.
“Nuestros hombres no tenían armas para contestar el fuego. Desde que se firmó el Acuerdo Ministerial que prohibió el porte de armas, no pueden usarlas”.
Pero el Acuerdo permite el uso de armas a las firmas de seguridad legalizadas. Santacruz sostiene que “en la práctica la Policía decomisa las armas de sus custodios de civil, incluso cuando se les presenta su identificación”.
El auto Skoda fue hallado abandonado en el sector de El Dorado, con una granada en su interior. Se determinó que era robado. Una de las motos fue encontrada en la vía Maldonado, en el sur.
En el estacionamiento del Hospital Militar, la Policía halló casquillos de balas 9 milímetros, que se usan en pistolas, y otras de .223, que se usan en fusiles M16. Héctor E. asegura que vio a dos personas en la entrada de la calle Gran Colombia desviando el tránsito de autos, para facilitar la fuga.
Según la Policía, no es la primera vez que el grupo interrumpe el tránsito. El 6 de marzo, cerca de las 14:30, desconocidos vestidos como policías y militares colocaron conos color naranja en la mitad de la calle Reina Victoria, bloqueando el paso de los autos. Solo dejaron pasar a un vehículo blindado y lo asaltaron sin disparar.
El 23 de agosto, hombres vestidos de policías montaron un falso operativo de tránsito cerca del Túnel Guayasamín. Detuvieron a un blindado de Fortis. El guardia que conducía el blindado sospechó de los gendarmes y escapó del sitio. El robo se frustró, pero dejó tres guardias con heridas de bala.