¿Cómo hablar de valores en un mundo tan convulsionado?
Marcelo es brasileño y vive en Colombia. Allí coordina la sede de la Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris.
Ha publicado varios libros en temas de liderazgo y desarrollo personal. También trabaja como consultor de empresas.El enfoque que damos en Brahma Kumaris es más espiritual y humanista, para estimular a las personas a reconocer sus valores. La perspectiva humanista ayuda a acercar este tema a la gente, porque a veces el enfoque moralista puede ser un problema, debido a que si la persona no sigue un valor determinado es castigada, mientras que en lo espiritual no se castiga. Si no tengo o no sigo un valor, no es mi culpa, simplemente tengo que desarrollar y aprender más.
¿La educación o el conocer más es un camino para trabajar en valores?
Los valores nacen en el hogar, pero prácticamente el 90% de las familias es disfuncional y el 10% restante está a la orilla de serlo. Esto implica que la persona no recibe todo lo que necesita y los niños no aprenden de forma adecuada. La espiritualidad surge como una alternativa para mostrar los valores a través de una enseñanza en talleres, cursos y en la práctica diaria.
En cuanto al estrés, si la gente vive en un ritmo frenético, ¿cómo decirle que lo evite?
No se trata de la cantidad de labores o de las horas que trabaje al día, tampoco es el tamaño de la ciudad. Lo principal es entender por qué me siento estresado y no es mi trabajo, ni el ritmo de vida diario, ni la presión de los demás, es algo interno. El problema no está afuera, soy yo. La cura no es enfrentar el estrés, sino darse a uno mismo la paz o el amor que necesita.
Entonces, ¿conocerse a uno mismo es esencial?
Es una medicina muy buena para el estrés. Cuando se tiene un estrés común, la meditación y un conocimiento adecuado de la causa del estrés son muy importantes.
Se necesita mucha voluntad para emprender este camino, ¿no?
Sí se necesita voluntad, pero no tanta, simplemente darse un tiempo, es ir y hacer, sin pensar mucho. La gente va fácilmente cuatro horas a ver una película en el cine, llega una hora antes de que comience y una hora después de la función todavía está ahí. Si ese tiempo lo utilizan para un trabajo espiritual, eso ya es suficiente. El asunto es que no nos priorizamos a nosotros mismos hasta cuando ya es demasiado tarde. Yo debería ser una prioridad para mí, si no estoy bien, ni mi oficina ni mi familia ni nada en mi vida funcionará.