Valeria Campos, madre de Michelle Montenegro, participó de la búsqueda realizada este lunes 13 de agosto del 2018. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
La mañana de este lunes 13 de agosto del 2018, uniformados de la Dinased, del GOE y del Cuerpo de Agentes Metropolitanos buscaron a la maestra quiteña Michelle Montenegro, de 26 años, cuyo paradero es desconocido desde el pasado 5 de junio del 2018, cuando salió de su vivienda ubicada en La Armenia, en el Valle de los Chillos.
Valeria Campos, madre de la joven, siguió de cerca las tareas de búsqueda que se realizaron esta mañana bajo el puente de la avenida Simón Bolívar, ubicado en Guápulo. A continuación su testimonio:
“Se hizo un rastreo nuevamente porque los testimonios de algunas personas coinciden en que la vieron por última vez aquí, luego de su desaparición, el pasado 5 de junio. Ya la buscaron en este sector, pero debajo del puente pequeño, ahora nos trasladamos al grande para ver qué pasa. También buscamos en otros puntos como el reservorio de Guangopolo, pero ella no aparece lamentablemente”.
“Como familia hacemos nuestras investigaciones, también una campaña en redes sociales para recabar indicios. Este feriado nos dividimos para buscarla y dar a conocer el caso de Michelle en el país. Mis hijos viajaron a Perú para conocer si alguien la ha visto allí o nos dan indicios, pero ha sido inútil, no conseguimos nada este fin de semana”.
“Nosotros alertamos a la Policía sobre la llamada que recibimos de un hombre, quien nos dijo que había visto a Michelle. Se realizaron las investigaciones y se determinó que esa comunicación se realizó desde una cabina telefónica, pero ese local no tenía cámaras de seguridad. Esa persona no se identificó, tampoco ha vuelto a comunicarse. No hay algo concreto”.
“La situación ha sido muy difícil. Hemos recibido muchas llamadas falsas de gente inescrupulosa. Nos dijeron que la han visto en diferentes sitios y piden dinero, pero nada ha pasado. En ese sentido, la Policía ha sido meticulosa y nos ha ayudado, ha descartado que sean indicios reales”.
“Es muy duro cuando nos dicen esas cosas porque entramos en desesperación, tratamos de investigar y luego no tenemos pruebas verdaderas. Yo conozco a mi hija y estoy segura de que jamás se iría de la casa por su voluntad. Esa es nuestra preocupación más grande porque ella siempre se comunicaba con nosotros cuando se salía de la casa. Siempre se reportaba”.
“Es muy extraño que ella esté fuera de casa por su propia voluntad. Eso es lo que más me inquieta como madre”.